Un mes y medio prófugo

El jueves 3 de mayo pasado se amaneció con una orden de captura internacional –código rojo de Interpol– para Darío Messer, orden emanada del Poder Judicial del Brasil. En Paraguay la jueza María Griselda Caballero no vio el rótulo URGENTE y dejó pasar la emisión de orden de captura.

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Recién el 4 de mayo el juez Tadeo Fernández dio la orden y pasaron otras 24 horas para que Interpol se decidiera a ejecutarla.

Recién el 5 de mayo Interpol efectuó dos allanamientos en el Paraná Country Club. Fueron las únicas búsquedas realizadas en Paraguay para encontrar al prófugo internacional Darío Messer, a quien el Presidente de la República del Paraguay llama “hermano del alma” y a quien privilegió con varias operaciones desde el Gobierno paraguayo, incluyendo decretos para construir un hotel-casino en tierras públicas y para vetar un área que iba a proteger un pulmón ecológico en Hernandarias.

Estas tierras quedaron también en manos de la inmobiliaria paraguaya de Messer.

De acuerdo a documentos que nuestro diario fue recabando y relevando, Messer adquirió a través de sus empresas y socios al menos 152 propiedades en Paraguay. Sus inmuebles suman una superficie total de 104.000 hectáreas, diez veces el tamaño de Asunción.

El doleiro pudo montar su esquema en Paraguay gracias a la vista gorda de las autoridades que debían controlarlo y que respondían directamente a su “hermano del alma”, el presidente Cartes.

La Secretaría de Prevención de Lavado (Seprelad) cajoneó reportes de movimientos sospechosos que realizó Messer desde 2015 y los entregó recién en abril pasado, luego de que nuestro diario sacara a la luz las empresas offshore vinculadas al hoy prófugo.

El Banco Nacional de Fomento (BNF) y el Consejo de Control de las Actividades Financieras (COAF) del Brasil advirtieron a Seprelad sobre los movimientos sospechosos de dinero que realizaba Darío Messer. La entidad nunca avisó a la Fiscalía.

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