Madres de la economía popular

Este artículo tiene 5 años de antigüedad
La autogestión forma parte de la subsistencia, no reciben ayuda del Estado. La sostienen  gracias a la solidaridad de las personas.
La autogestión forma parte de la subsistencia, no reciben ayuda del Estado. La sostienen gracias a la solidaridad de las personas.

Las mujeres trabajadoras son las protagonistas de la economía popular que prima en los Bañados de Asunción, y que al igual que otros sectores está haciendo frente a la crisis generada por la pandemia. Desde la cocina comunitaria van construyendo poder popular.

Un sector frecuentemente invisibilizado en los análisis sociales es el de la llamada economía popular, que se ha fortalecido en toda la región a consecuencia de la exclusión socio económica imperante.

Se trata de las “changas”, el trabajo por cuenta propia, en familia o en iniciativas comunitarias, que los sectores populares fueron construyendo en las últimas décadas, y donde las mujeres tienen un gran protagonismo como recicladoras, gancheras, vendedoras ambulantes, artesanas o cocineras. Esta es la economía que prima en los Bañados de Asunción, y que al igual que otros sectores está haciendo frente a la crisis generada por la pandemia.

En la Chacarita, la “Cocina Comunitaria 1° de Mayo” del barrio San Vicente, surge de la unión de mujeres jóvenes y madres para dar una respuesta a la crisis mediante la economía popular y solidaria. Desde dicho espacio se organiza una olla popular que ofrece almuerzos y meriendas los días lunes y viernes. También se elaboran, de manera colaborativa, diversos productos de repostería, como estrategia de generación de ingresos para las mismas.

Autonomía económica

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Las actividades de la Cocina Comunitaria están principalmente enfocadas a ayudar a las madres solteras y sus hijos/as. “Entendemos la importancia de la autonomía económica como primer paso para nuestra emancipación como mujeres, más aún cuando necesitamos sostener a nuestras familias. Es por eso que empezamos a juntarnos, a compartir recetas y a elaborar postres, mufins, pastafrolas y otros productos que vendemos en el barrio y a pedido”, manifestó Soledad Giménez, una de las fundadoras de dicha iniciativa.

“La autogestión forma parte de esa búsqueda de autonomía, no recibimos ayuda del Estado, nos sostenemos gracias a la solidaridad de las personas, feministas, vecinos, vecinas, así como con el trabajo de las compañeras que conforman la cocina comunitaria” explica Soledad Giménez.

Cocina comunitaria

La cocina comunitaria “1 de Mayo” lleva ese nombre en homenaje a las luchas por los derechos de las trabajadoras y la reivindicación de la jornada laboral de 8 horas, sin embargo, las integrantes enfatizaron que en nuestro país, las condiciones laborales para las mujeres, y más aún para las madres, en general están mucho más precarizadas.

Como madres y trabajadoras de la economía popular no creen justo tener que pasar tantas horas trabajando lejos de sus familias, no cuentan con guarderías o recursos para pagar una persona que quede al cuidado de los hijos, es por eso que ven necesario generar sus propios emprendimientos, desde la ayuda mutua, asegurando ingresos económicos y a la vez el cuidado de los niños.

“En la cocina comunitaria las compañeras traen a sus hijos e hijas y cuidamos a los bebés entre todas, así aseguramos el trabajo y que los mismos no tengan que quedar a cargo de personas desconocidas”, comentó Soledad.

Conciliando el trabajo, la maternidad y la organización

“Tiene tanto valor una cocina comunitaria, y sobre todo valor político ya que es una respuesta válida ante la ausencia del estado, que se genera desde las mujeres, desde las madres solteras, desde ese ámbito doméstico y reproductivo tan devaluado históricamente por una cultura predominantemente patriarcal y capitalista”, explica la polítóloga Gabriela Schvartzman.

“Posicionarse desde la cocina de manera comunitaria y demostrar que ese también es un lugar desde donde las mujeres se pueden reunir libremente es muy importante, nos demuestra que es posible hacer política desde la posición femenina, revalorizando y conciliando el trabajo, la maternidad y la organización. Además, como un espacio político tiene un gran potencial, desde ahí se puede construir una educación popular, educación alimentaria, ligando con la agroecología y la medicina natural, con los saberes tradicionales de nuestras abuelas y antepasadas” agregó Gabriela Schvartzman.

La Cocina Comunitaria ofrece para la venta postres y productos de repostería, para hacer pedidos comunicarse con Soledad Giménez al 0984 351950. También recibe donaciones de leche Nan 1 y pañales medidas M y G para los bebés de las madres trabajadoras, los interesados en colaborar pueden comunicarse con Luz Arzamendia 0986 153 792.