Irene Codas, psicóloga y trabajadora Social, e integrante del equipo de trabajo de Alames Paraguay (Asociación Latinoamericana de Medicina Social y Salud Colectiva-Capítulo Paraguay), manifiesta que, esta pandemia está significando tantas cosas distintas, tan personales, a veces incluso opuestas, pero siempre marcadas por cambios en nuestras vidas y mucha incertidumbre.
“Cuando comenzó, parecía que todos estábamos bajo el mismo riesgo (nos decían que el virus no discriminaba), sin embargo, había personas más expuestas que otras, al virus, y a las consecuencias de no poder trabajar. Que no volvamos a la normalidad igual que antes” decía la gente con la esperanza de que todo lo vivido nos ayude a recuperar esa humanidad que tanto necesitamos. Y para muchos, así fue: se impulsaron las ollas populares, que cuentan con apoyo de personas y organizaciones que donan alimentos, que se autoconvocan para solidarizarse, se instó mediante campañas a comprar de los pequeños negocios y directamente a los productores, para entre todos sentirse y cuidarse” señala Codas.
Sin embargo, agrega que crecieron los miedos (al contagio, al otro, a cierto alarmismo de los medios, a la muerte) y se tradujeron en prácticas discriminatorias y hasta violentas.
“Fueron creciendo la solidaridad y la discriminación simultánea y paradójicamente. Nosotros no queremos volver a la normalidad, al menos no a esa normalidad de antes de la pandemia, esa normalidad de las injusticias sociales, donde hay sufrimiento humano. Tenemos la esperanza de que todo lo vivido en la pandemia, nos ayude a recuperar esa humanidad que tanto necesitamos para convivir comunitariamente”, comenta.
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“Los discursos que vinculan al covid-19 con la guerra, la militarización y el castigo generan miedo, no informan, y además promueven la discriminación e incluso la violencia social”, afirma. Desde Alames Paraguay entienden y comprenden que el presente de mucha gente estaba marcado por el dolor que genera la discriminación: por ser un repatriado que vuelve tras haberse quedado sin trabajo en el extranjero, por haber pasado por alguno de los albergues, por ser familiar de una persona que murió por covid-19, por ser personal de blanco, o por otras situaciones relacionadas al miedo que se genera en esta pandemia.
“Nos sentimos interpelados como organización que trabaja por el derecho a la salud, al ver este sufrimiento humano evitable. ¿Cómo interpretar como sociedad que al personal de blanco se le haya rendido homenajes de todo tipo agradeciendo por arriesgar sus vidas y simultáneamente se lo estuviera hostigando?”, afirma.
¿Por qué en algunas personas la pandemia despertó la solidaridad y en otras generó actitudes de discriminación?
“Sorprende todo lo que esta pandemia transparenta sobre la necesidad de discriminación y violencia, pero esperamos que esta campaña ayude a ver la situación desde una óptica más humana, desde la integridad. Que esta pandemia se convierta realmente en una oportunidad para despertar en nosotros la conciencia de humanidad y la necesidad de cuidar nuestro planeta que incluye a otros seres humanos, y superar esta crisis dando de nosotros lo que nos toque para ayudar y cuidar del otro, para crecer como sociedad”, puntualizó Irene Codas.
