LA CANASTA MECÁNICA

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INTELIGENCIA PARA LA DEMOCRACIA .- Crecemos con el interés personal de vivir en libertad, felices. Pero no nos enseñan los acuerdos sociales y políticos que hacen posible la libertad. Es lo que tenemos que aprender para desarrollar nuestra inteligencia democrática, que vendría a ser la capacidad de ocuparnos del bien común, de buscar el bienestar de toda la ciudadanía, de favorecer el diálogo y el entendimiento ciudadano. Inteligencia democrática es la facultad de no ver en la otra persona a un adversario para dejar de fomentar el odio y la venganza.

Se habla de inteligencias múltiples: racional, lógica matemática, argumental, lingüística, musical, visual espacial, cinestesia corporal, intrapersonal, interpersonal, etc. La idea de inteligencias múltiples es que, por ejemplo, Albert Einstein y Leo Messi, cada uno de ellos desarrolló un tipo de inteligencia diferente. Hoy se habla de la inteligencia democrática que prioriza la importancia de trabajar juntos, en colaboración, para mejorar la comunidad, distinta a tanto egoísmo y competencia en los que se basa la mayor parte de la función pública en cualquiera de sus niveles. Incentivar esta inteligencia serviría a los procesos de participación y representación de la ciudadanía y a la promoción de las libertades civiles, del voto responsable, del respeto a la ley y a la justicia. Esto nos proporcionaría una sociedad pacífica y próspera, de la cual nos beneficiaremos todos.

En la cultura política algo está mutando en la escala de conciencia, partido, decisión. Ciertos representantes de la ciudadanía se están dando cuenta de que la democracia mecánica da paso a la democracia deliberativa.

¿Qué es más importante a la hora de votar? ¿La percepción personal de los valores? ¿La condición de miembro de un partido político al cual se debe obediencia y fidelidad a sus postulados? ¿La calidad de representante de un pueblo que le ha elegido? El equilibrio de estos factores forma parte de la democracia.

Pero la libertad de voto sigue relegada a un segundo plano y gana la aritmética por sobre la ética. Porque el motor de la actividad de los partidos políticos es el interés material, económico, sobre todo de sus líderes; luego viene la promoción laboral de sus miembros, quienes son ubicados en cargos públicos en las instituciones estatales. Todo gira alrededor de intereses personales, familiares y del partido.

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Las llamadas actividades de la inteligencia política, incluido el análisis político, hasta ahora han sido autocráticas en su mayoría, y se han hecho para suministrar información a quienes toman decisiones en la cima de una pirámide, en alguna institución cuyo estándar de organización jerárquica se rige por modos arbitrarios y antidemocráticos. En el caso de la seguridad, por ejemplo, si en lugar de construir aparatosas organizaciones (del tipo de inteligencia militar, FTC, etc.), se crearan grupos de inteligencia colaborativa ciudadana, los resultados serían exitosos, porque está comprobado que la inteligencia humana es colaborativa.

Pero el Estado jerárquico piramidal, por temor a comprometer la estructura de sus modelos de gestión de comando y control, requiere siempre librar una guerra, es decir, crear y mantener enemigos como pretexto para mantener los patrones jerárquicos gobernados por dinámicas autoritarias. Es miedo a la democracia, sean gobiernos capitalistas o socialistas, de derecha o de izquierda, liberales o conservadores. El modelo autocrático está diseñado para obstaculizar o frenar el proceso de democratización.

Incentivar la inteligencia democrática promovería el sentido de comunidad y de participación ciudadana en la toma de decisiones. Eso, ya está sucediendo.

carlafabri@abc.com.py