Matías Loewy es editor de la Agencia CyTA-Leloir de noticias científicas y da clases en el Instituto Leloir y en varias universidades públicas argentinas. Colaboró con medios argentinos e internacionales en temas de ciencia y salud. Y ganó un diploma de honor Konex como uno de los cinco periodistas científicos sobresalientes de la década 2007-2017. Hace unos días, invitado por Capacinfar, vino a darnos un pantallazo sobre ciencia y periodismo.
–¿Por qué es importante establecer un periodismo científico y para qué sirve? Yo creo que una de las razones para fomentar la especialización de periodistas en temas científicos es el desafío cultural y técnico que implica la interacción con especialistas en distintas áreas del conocimiento. Interpretar su lenguaje, comprender sus investigaciones y comunicarlas de una manera rigurosa, pero amigable con las audiencias. La ciencia no puede quedar acotada a una “torre de marfil”, la población tiene tanto el derecho como la responsabilidad de conocer el quehacer científico, y de intervenir en la discusión pública sobre su desarrollo. Cuando el científico argentino Luis Federico Leloir ganó el Nobel de Química en 1970, hubo muy pocos periodistas en el país que fueron capaces de transmitir las razones de ese galardón: se lo presentaba como un sabio que investigaba temas tan difíciles que era imposible que el común de los mortales pudiera siquiera animarse a intentar entenderlo. Hoy ese enfoque sería inadmisible. La ciencia es demasiado importante para que quede solo en manos de los científicos.
–¿Cuáles son las diferencias cuando escribe o se expresa un periodista científico sobre temas médicos? Me gustaría pensar que el periodista científico está particularmente atento a valorar la evidencia detrás de cualquier afirmación o recomendación sobre temas de salud. El periodista cuando cubre esta área no solo informa o entretiene, sino que también puede contribuir a moldear actitudes o percepciones de la población. Existe lo que llamaría una “dimensión sanitaria” que excede la de llenar simplemente un espacio. Y eso nos impone extremar los cuidados a la hora de contextualizar la noticia, diferenciar la publicidad de los hechos, descreer de los charlatanes, atemperar las expectativas desmedidas o ayudar a calmar los temores infundados.
–¿Cuál ha sido la experiencia en cuanto a la Red Argentina de Periodismo Científico? Muy satisfactoria. Somos alrededor de 80 profesionales de todo el país que compartimos desafíos y experiencias, nos capacitamos y tratamos de mejorar nuestro desempeño como periodistas, comunicadores, docentes e investigadores en este campo. Participamos de la redacción de guías de cobertura (por ejemplo, de VIH y suicidio), y hace pocas semanas organizamos en el Congreso reuniones públicas para discutir la agenda de ciencia y salud que deberá enfrentar el próximo Gobierno. Formamos parte de la Federación Mundial de Periodistas Científicos (WFSJ) y miembros de nuestra red han sido o son integrantes del consejo directivo de esa organización.
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–¿Cuál es la novedad que nos traes a Asunción? La idea es compartir reflexiones sobre el ejercicio del periodismo en el terreno de la salud. ¿Nos sentimos o no una especie de “agente sanitario”? Si hay una noticia verdadera, pero cuyo impacto en términos de salud pública percibimos que puede ser perjudicial, ¿lo publicamos o preferimos omitirlo? Esta dimensión de servicio y de sensibilidad especial al impacto de la información de salud en las audiencias parece ser un rasgo extendido entre los periodistas que cubren este campo. Por otro lado, me gustaría pensar qué diferencial podemos aportar cuando los propios médicos son columnistas en los medios o “divulgan” desde sus redes sociales.
–¿Qué mensaje le dejas a los colegas paraguayos? En lo que atañe a la cobertura de temas de salud hay que enfatizar la importancia de conciliar el atractivo periodístico con la rigurosidad de los hechos. Y no perder de vista el impacto positivo que puede tener la información cuando se transmite con calidad y honestidad.
Para reportear sobre salud aconseja: comprometerse con la evidencia, romper el falso balance que en la salud es muy peligroso, por ejemplo, darle el mismo espacio a un profesional reconocido y a un charlatán que ofrece X tratamiento, sin ninguna prueba. El tema de humanizar las historias con criterio, si contamos un caso de un paciente, alinear la historia con el mensaje que queremos transmitir. Si hablamos de diabetes tipo II que se desarrolla después de los 40 a 50 años, pero resulta que el único caso de diabetes tipo II que tenemos es un raro caso a los 25 años no tiene sentido. Al lector que lee eso o escucha en la radio le va a quedar muy grabada esa historia y le puede generar una percepción equivocada acerca del perfil epidemiológico de esa enfermedad.
Otro punto es identificar buenas fuentes, aceptar la incertidumbre, hay muchas circunstancias en donde ni la ciencia ni la medicina pueden dar respuestas taxativas, y sobre todo en el caso de las epidemias que son muy dinámicas y esto tenemos que aceptarlo. Ser sensible a la dimensión del periodismo, hay que pensar en quién va a estar del otro lado, y cómo puede interpretarlo, pensar en el servicio que damos. Desconfiar de aquellos que dicen que luchan contra todo el sistema científico, poner en contexto los casos individuales, y si decido publicar un estudio, dejar claro que se hizo en ratones, que necesita ser reproducido, no ha tenido comprobación en pacientes y para que se demuestre tiene que pasar por varias etapas de investigación. Ser cuidadosos con el lenguaje, la manera de titular y la organización del texto y las imágenes.
Matías Loewy
Periodista científico, miembro fundador y expresidente de la Red Argentina de Periodismo Científico, editor de la Agencia CyTA-Leloir y colaborador en ciencia y salud de medios como La Nación, Medscape, Scientific American y Forbes. Docente de posgrados de periodismo científico en la Fundación Instituto Leloir y varias universidades nacionales argentinas, como la de Buenos Aires, Córdoba y Río Negro. Diploma de honor Konex como uno de los cinco periodistas científicos más destacados de Argentina en el período 2007-2017. Autor del libro Inmortalidad y coautor de Comunicación y Salud. Antes de dedicarse al periodismo, se graduó como Farmacéutico en la Universidad de Buenos Aires.
mirtha@abc.com.py • Fotos ABC Color/Virgilio Vera/EFE.
