Mujer: se entiende por mujer a todo ser humano de sexo femenino de cualquier edad, que presenta peculiaridades de carácter biológico, cultural y social que corresponden a la categoría género, aunque, para la mayoría de los diccionarios, solo es mujer la que ha llegado a la edad adulta.
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En sociedades primitivas de cazadores y recolectores, las mujeres casi siempre eran las que recogían los productos vegetales, mientras que los varones proporcionaban el alimento, producto de la caza. La mayor parte de los antropólogos coincide en que, gracias a su mayor conocimiento de la flora, fueron las mujeres quienes condujeron las sociedades antiguas hacia el Neolítico y fueron las primeras agricultoras.
Más adelante, las sociedades griega y romana las relegó a un papel social secundario. En la Edad Media, no hubo mayor diferencia, subordinadas a los varones; ya fueran estos padre, marido o hermano, siempre debía haber un varón que se responsabilizara de ellas.
Por otra parte, la influencia de la Iglesia tendía a presentar a la mujer como un ser maligno, imperfecto e inferior, a veces asociado al demonio. Pero la revolución industrial trajo consigo consecuencias renovadoras: en la segunda mitad del siglo XIX se inició una transformación revolucionaria en el papel de la mujer en la sociedad, transformación que todavía no ha terminado, en la medida en que aún subsisten en las sociedades occidentales contemporáneas hábitos y conceptos patriarcales heredados de la antigüedad.
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La palabra mujer proviene del latín mulĭĕr, muliēris ‘mujer casada’, aunque Horacio la usaba para referir a ‘toda persona del sexo femenino’. En los orígenes de nuestra lengua se escribió muller, mugier y muger. Esta última grafía aparece en el diccionario de la Academia hasta la edición de 1822, inclusive.
Fuentes: https://dle.rae.es/ / https://www.elcastellano.org/ /