De vida, muerte y otras complejidades

El cine nacional celebra otro estreno este año: La última tierra, el primer largometraje del joven director paraguayo Pablo Lamar.

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Ahendu nde sapukái (2008) y Noche adentro (2009) son los dos cortometrajes escritos y dirigidos por Pablo Lamar, quien se formó en la Universidad del Cine en Argentina. Ambos fueron estrenados en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, y La última tierra ganó premios en el Festival de Rotterdam, Cinelatino de Toulouse y Festival Latinoamericano de São Paulo.

En La última tierra, una pareja de ancianos vive en soledad. Ella está muriendo y él la acompaña en el proceso. Su muerte transforma los días siguientes.

-¿Por qué el interés de indagar sobre la muerte? ¿Alguna pérdida muy cercana que te haya inducido a reflexionar sobre este punto?

-Preguntarse por la muerte involucra, de igual medida, preguntarse por la vida. Es un cuestionamiento que no pretende encontrar una respuesta, sino incitar una travesía de incógnitas. Así, el interés por la muerte nace desde un lugar, más bien, reflexivo. Creo que la vida y su “uso” están muy pautados y ahogados en una complejidad de camadas que esconden la simple incerteza de qué es la vida. Me parece que preguntarse por la muerte y, entonces, mirar a la vida suponen un vaivén que podría mover y airear un poco tantas suposiciones de cómo debería vivirse la vida y así, ojalá, entender que todas son válidas. Durante el proceso, de cinco años, del desarrollo de la película, mi abuelo falleció. Recuerdo con mucha fuerza su cuerpo ya sin vibración, como un atestado gritante del paso del tiempo. Un tiempo mucho más denso que el del reloj que nos aunaba, como si fuese otra dimensión que nos atravesaba.

-¿Cómo fue trabajar con Ramón Del Río y Vera Valdez?

-Cada personaje demandó una aproximación diferente. Con Vera, la necesidad de componer una mujer próxima a su muerte, nos llevó por un camino más corporal. Con Ramón fuimos trabajando a partir de las situaciones específicas, buscando el peso y tiempo de las acciones con exactitud. Con Ramón, en ensayos previos, pudimos explorar ciertos gestos o rostros específicos. Los dos fueron muy generosos, ofreciendo mucho para ir moldeando los personajes.

-¿Tus aspiraciones artísticas van más hacia un cine de reflexión?

-En cierta medida, sí. Me interesa que la película pueda ser una experiencia. Que el espectador participe de esta como un ritual en el cual él mismo va estableciendo ciertos sentidos a partir de su propia subjetividad y visión de la vida.

-La muerte es un tema universal; sin embargo, la manera de recibir tu obra puede ser muy distinta en el Paraguay a cómo la recibieron en Europa. ¿Te preocupa eso?

-Más bien me interesa. La película tuvo muy buena recepción también en el festival de Cartagena, Colombia; en el Bafici, Argentina, y en Brasil, donde tuvo muy buenos comentarios de dos críticos del importante diario Estado de São Paulo y, además, obtuvo el premio principal en el Festival Latinoamericano de São Paulo. Entonces, no se trata de una buena recepción europea basada en lo que estos quieren ver de Latinoamérica, que, por lo general, pasa por un exotismo que combina violencia y miseria. Creo que los canales de distribución más tradicionales en el Paraguay ofrecen muy poca diversidad de formas cinematográficas, con lo que La última tierra podría resultar un poco extraña. Sin embargo, extraño, diferente, creo que es algo muy bueno.

-¿Algún referente cinematográfico que marca tu manera de hacer cine?

-Es un cóctel del cual no soy del todo consciente, quizás. Creo que los grandes maestros, como Dreyer, Tarkovsky, Sokurov, Ozu, fueron muy importantes, tanto como los referentes más actuales y regionales, entre los cuales se encuentran Lisandro Alonso, Carlos Reygadas y Paz Encina. Por otro lado, también, el estudio más formal y teórico no solo del cine, sino del vídeo arte y varias lecturas de pensadores contemporáneos.

-¿Qué viene después de La última tierra?

-Todavía estoy estudiando algunas ideas. Me parece importante hablar de la dictadura, que es una herida de nuestra historia reciente que sigue abierta y haciendo ecos en la actualidad. La reflexión es urgente. Para el año que viene, tengo previsto el montaje de dos obras de teatro, una de ellas sobre los tiempos de la dictadura. El texto fue escrito por Sara Pinheiro a partir de una residencia en Asunción. Tenemos parte del financiamiento obtenido en Brasil, pero el deseo es conseguir fondos locales para poder tener actores paraguayos, y experimentar cruce de cine y teatro. 

Sepa más

La última tierra

Fechas: del 12 al 18 de setiembre

Lugar: Teatro de las Américas del Centro Cultural Paraguayo Americano (José Berges 297)

Horarios: lunes 12 al jueves 15, a las 20:00; viernes 16, a las 18:00; sábado 17, a las 21:00, y domingo 18, a las 20:00.

maponte@abc.com.py

Fotos Gentileza.

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