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Guerrillero y héroe

Se llamó Plácido Jara y fue un famoso guerrillero y héroe de la Guerra del Chaco. Nació en Azcurra, Pirayú, el 5 de octubre de 1884. Estudió en su pueblo natal y en el Colegio Nacional de la Capital. Posteriormente ingresó al Ejército, llegando al grado de mayor. Actuó en las revoluciones de 1904, 1912 y 1922. Se exilió en el Brasil y la Argentina. En la preguerra con Bolivia, por orden del Gobierno realizó misiones de espionaje, y durante la Guerra del Chaco, comandó a un grupo de combatientes, identificados como "los macheteros de la muerte".

Conocedor a fondo de la geografía chaqueña, daba golpes de mano casi increíbles, apareciendo de improviso detrás de las líneas enemigas luego de atravesarlas casi como un fantasma sin ser visto y aprovechando picadas que solamente "los macheteros" conocían. Llegó a presentar un plan para cortar la única vía de salida del PC boliviano ubicado en Muñoz (hoy General Díaz) y que hubiera significado la debacle del Ejército del altiplano que estaba destacado en el sector Pilcomayo y el Chaco Central. Sin embargo, si se hubiera aplicado su temeraria estrategia, tal vez, se podría haber acortado la guerra y evitado que corra más sangre, fue desechada sin mayores consideraciones.

Víctima de inquinas y malinformaciones (entre otras acusaciones, se le atribuían casos de abigeato), se exilió en la Argentina, donde se dedicó a la ganadería y se retiró a vivir en el sector formoseño de Las Lomitas, localidad limítrofe argentina ubicada en la provincia de Formosa, donde fue administrador de colonias indígenas y encargado de mantenimiento de caminos de la Dirección Nacional de Vialidad argentina. Falleció en Las Lomitas, Formosa, R.A., el 4 de marzo de 1952. Sus restos reposan en Formosa.   

Un centenario que pasó de largo

Hay cosas de la vida que a veces pasan inadvertidas. El trajinar diario, el estar metido cada uno en nuestras cosas cotidianas hacen que nos olvidemos de hechos importantes, como, por ejemplo, el centenario del nacimiento de un gran paraguayo, don Juan Bautista Gill Aguínaga.

Realmente los paraguayos somos muy proclives al olvido. Tan embebidos estamos en nuestras trivialidades habituales que muchas veces pecamos de ingratos.

Porque es ingratitud la que tuvimos con personalidades como don Juan Bautista Gill Aguínaga, por citar un ejemplo. Vaya esta recordación para subsanar, de alguna manera, esa ingratitud de la ciudadanía paraguaya con uno de los paraguayos más preclaros del siglo XX.

Historiador, industrial, hacendado, anticuario y numismático, don Juan Bautista Gill Aguínaga, de ilustre cuna, nació en Asunción, el 10 de junio de 1910. Egresado de la Escuela Militar, en la Guerra del Chaco fue comandante del Regimiento Corrales y del batallón de Depósito de Marineros. Por su actuación en el conflicto chaqueño fue condecorado con la Cruz del Chaco y la Cruz del Defensor. Se retiró del Ejército con el grado de teniente de navío en 1936, dedicándose a  actividades industriales, comerciales y pecuarias.

Presidió la Federación de la Producción, la Industria y el Comercio (Feprinco), la Asociación Rural del Paraguay y fue miembro del Consejo de Estado por las industrias agropecuarias. Estudioso de la historia paraguaya y regional, también se dedicó a la numismática y actividades afines, formando una valiosa colección de monedas, medallas, mapas, documentos, periódicos, fotografías y piezas musearias. Fue miembro de número del Instituto Paraguayo de Investigaciones Históricas y de la Academia Paraguaya de la Historia, entidad que presidió entre 1974 y 1976, así como del Instituto de Numismática y Antigüedades del Paraguay.

Fue miembro correspondiente del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades, y de la comisión directiva del Touring y Automóvil Club Paraguayo. Apasionado bibliófilo, su biblioteca fue una de las más importantes del país, así como sus colecciones de documentos históricos, monedas y antigüedades. Además de artículos en periódicos, publicó algunos libros.

Fue el principal gestor de la recuperación de la Casa de la Independencia, de la formación del museo de dicha casa e integró la Comisión Nacional de esa institución. Falleció en Asunción, el 21 de noviembre de 1982. Su interesante y rica colección fue donada al Estado paraguayo por sus descendientes.   

Champion made in Paraguay

En las primeras décadas del siglo pasado, según nos informó don Daniel Burt Artaza, la firma Artaza Hermanos representaba a la empresa norteamericana US Rubber Company, creadora de los calzados de tela y goma fabricados bajo el entonces revolucionario proceso denominado vulcanización, inventado por Charles Goodyear.

Este había lanzado al mercado su novedoso calzado deportivo en 1917, bajo la denominación de Keds Champions, el "calzado de los campeones".

De allí el nombre que en nuestro país –y solo en nuestro país– se le da a este tipo de calzados deportivos, tan de agrado especialmente de la gente joven, aunque su uso no conoce fronteras etarias.   

 

Por Bernardo Gutiérrez - surucua@abc.com.py 

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