Estudiantes de película

En un país con una escasa, aunque emergente, producción fílmica, a partir de este año, 55 jóvenes se están capacitando con la esperanza de convertirse en realizadores de cine y audiovisuales, de manera de aportar al desarrollo de la cinematografía nacional.

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Desde marzo de este año, la Universidad Columbia permite que 55 jóvenes accedan a su más anhelada vocación: acercarse a la pantalla grande. Según Sergio Colman Meixner, rector de la carrera de Cinematografía de la institución, antes que una carrera de Cine, la idea era abrir una de Audiovisual. “La universidad contactó conmigo para que preparara la malla curricular de esta carrera”, cuenta.

Formado en España, donde realizó un workshop (taller intensivo teórico-práctico) en dirección cinematográfica y luego un máster en Guión cinematográfico, Colman es arquitecto de profesión. “Aparte de eso, hice otros talleres en Buenos Aires y Brasil sobre crítica y guión cinematográfico. Pasé cuatro años formándome, y siempre teníamos la idea con otros amigos colegas de crear una escuela de cine”, comenta.

Esta es la primera universidad que ofrece una licenciatura en Cine. Luego de cuatro años de estudio, los alumnos optan por el título de licenciados en Cinematografía con un énfasis en el área que ellos elijan: Guión cinematográfico, Dirección cinematográfica, Teoría e historia del cine, Dirección de fotografía. “Esas son las cuatro especializaciones y después iremos abriendo más, dependiendo de la posibilidad de la universidad. En tres años obtienen un diploma en tecnicatura en Cine, que les habilita para dedicarse a la realización en general, sonido, pueden escribir guiones, dirigir, escribir crítica”, manifiesta y agrega que inicialmente pensaban abrir el semestre con un grupo máximo de 30. “La carrera se lanzó en diciembre, cuando todos los alumnos ya estaban inscriptos. Nos sorprendió porque hasta ahora hay gente que desconoce que existe este curso”, reseña.

“Con todo, es bastante integral. Es difícil abrir una carrera específica en guión, dirección o diseño de fotografía, como hay en Buenos Aires —porque eso exige abrir tres carreras diferentes—, aunque más adelante lo ideal es que sea así”, señala Colman.

¿Por qué cine? "Desde pequeño jugaba con una cámara, sin tener conciencia de lo que hacía y menos de lo que es cine o televisión", contesta Héctor Grisetti,uno de los alumnos. “Lo hacía por el simple hecho de ver lo que grabé, una realidad otra vez plasmada en mi material. Y el hecho de dejar cosas fue lo que me motivó a seguir la carrera”, revela.

Héctor fue pasando por varias etapas, estudió actuación, es actor y escritor. “Todo eso me llevó a crear más. Estoy en TIA (Taller Integral de Actuación) ahora. Para mí es un sueño, porque me gusta muchísimo el cine. Como estudio acá, estaba al tanto de la fan page y leí el aviso de la apertura de la carrera. A la par vi el material Trinidad, del Prof. Colman, en octubre. De hecho, tuve varias opciones, podía hacer (la carrera) Audiovisual, pero cuando vi Cine y el trabajo del profe, entonces me decidí. Eso era exactamente lo que yo quería”, confiesa.

Para Clarisa Lezcano es su segunda carrera, pero su primera vocación. “Terminé diseño gráfico hace tres años y la verdad que es un sueño hecho realidad, porque estudiando diseño me di cuenta de que lo audiovisual era lo que me gustaba realmente”, cuenta.

A los 12 años, Clarisa hizo su primer stop motion (hacer cuadro por cuadro y lograr una secuencia) de una taza que se movía. “Pero por proyectos personales iniciados cuando terminé Diseño, era un sueño lejano poder estudiar Cine, y lo que ofrecía el medio no me convencía. Cuando escuché la noticia de que se iba a abrir la carrera, no le presté tanta atención; pensé que sería lo mismo de siempre. Pero después me puse a investigar, vi que era algo serio, que vendrían profesores extranjeros, y como ya conocía a Sergio, en un taller que hizo en la Católica, me convencí”, afirma.

Adrián Céspedes se enteró de la carrera a través de la red social Facebook. “Me llamó la atención y pensé que podía ser una buena opción. El año pasado dejé la carrera de Ingeniería en Informática. El cine es una pasión que tuve desde niño, pero que nunca la saqué a flote, aunque me dedico a cobertura de conciertos. La posibilidad de contar una historia y que la gente la pueda ver de forma distinta a la que uno pensó es uno de mis principales motores. Lo ideal es que se pueda contar una historia y la gente se pueda entretener con eso que se está contando, sea de la forma que sea”, manifiesta.

Expectativas

Héctor apunta a hacer películas. “Lo mejor que pueda; concentrarme en una idea y que el filme no sea una pérdida de tiempo para el que vaya a verlo. Para mí es lo básico, que le deje algo y que le sirva al espectador. Esa es mi meta”, asegura.

Clarisa, por su parte, refiere que recién ahora la gente va apreciando que el cine es un trabajo de verdad y no se realiza fácilmente. “Nuestro país recién ahora se está abriendo a todo lo que es el arte, el cine, gracias a todos los sucesos, como los de 7 cajas, por ejemplo. Estoy muy esperanzada. Tengo muchos proyectos que a la larga se harán realidad, porque se nos están abriendo caminos para realizar cosas. Hace 10 años esto era impensable; hoy tengo compañeros que terminaron el colegio y ya se inscribieron”, destaca.

Para Adrián, las posibilidades son muchas. “Aunque recién empezamos acá, pero con la experiencia que ya contamos y lo que estamos aprendiendo en este semestre, creo que tenemos herramientas para hacer muchísimas cosas; cuando menos nos demos cuenta, estaremos haciendo cortos o publicidades, que es lo más rápido y genera dinero, pero que sea algo mejor contado, que tenga un ambiente, una crítica bien estructurada”, subraya.

¿Es difícil hacer cine en Paraguay?

“Se ve una evolución bastante interesante en cuanto a lo audiovisual, aunque tal vez no necesariamente cine. Mucha gente ya quiere grabar algo con su cámara y subirla a internet o contar algo con fotos; muchos grupos de música quieren tener sus temas grabados en video o un videoclip”, expone Colman.

Al respecto, los alumnos tendrán la oportunidad de conocer los diferentes formatos del audiovisual —explica—, porque no todos serán cineastas; trabajarán en otras áreas, como televisión, publicidad, videoarte, videoclips. El enfoque es cine, como algo macro, la formación base, y luego practicarán, porque cada materia tiene su ejercicio y, después, elegirán lo que a ellos les gusta.

“La carrera es bastante amplia. Hay muchas áreas que componen el todo de la película. No todos van a ser directores ni dedicarse a lo mismo”, acota Clarisa.

Según Sergio y Héctor, hay algunas materias que aparentemente no tienen que ver con la carrera, pero que les sirve. “Ellos necesitan tener una formación visual, estética y también esa práctica de la reflexión sobre la imagen en sí, sobre la sociedad, respecto al pensamiento; por eso se busca potenciar con esas materias, que, aunque tediosas, son necesarias”, apunta el rector.

Como la carrera se cursa a la noche, tuvieron que reducir la carga horaria. “Y optar entre las materias más importantes de la malla curricular. Pero al no tener esos refuerzos, tratamos de complementarlas. De todas maneras, estamos planeando organizar seminarios; en julio haremos sobre sicología y cine, por ejemplo”, prosigue.

La reacción de padres y amigos

“Te preguntan qué materias das y yo les cuento; a algunos les parece interesante, pero no es algo por lo cual se jueguen, como Derecho, por ejemplo. Pero a todos les gustaría ver cómo evoluciona nuestro arte en general”, cuenta Adrián.

Sergio Colman había culminado la carrera de Arquitectura en la UNA en 2002 y solamente le faltaba la tesis cuando decidió dedicarse al cine. “Ya trabajaba y también hacía audiovisuales. Pero hace cinco años, con la excusa de que iba a hacer mi tesis sobre las relaciones del cine y la arquitectura, le dije a mi madre, Adela, que quería estudiar Cine, que era la única forma de terminar la carrera y así la convencí. Ella me apoyó; entonces comencé a viajar y a aprender. Y siempre me preguntaba sobre los resultados, por eso le dedico esta carrera a ella”, revela.

Por su lado, Héctor también agradece a sus padres por el apoyo, a pesar de que no confían en una carrera tan poco convencional. “Pero por mí están haciendo el sacrificio muy grande”, cuenta.

El caso de Clarisa fue diferente, porque todos la incentivaron a estudiar y a cumplir su sueño. “Fue todo lo contrario que con el diseño gráfico. Mis padres me apoyan siempre”, concluye.

mpalacios@abc.com.py

Fotos ABC Color/Celso Ríos/Gentileza

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