La escuadra y el compás en el Paraguay

Hace 132 años se establecía en el Paraguay el más alto tribunal de masonería paraguaya: el Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. En sus inicios, la fraternidad masónica en el Paraguay tuvo pasos tambaleantes e inciertos, con efímeras presencias hasta que, con el transcurso de los años fue afianzándose, de tal manera que en la actualidad existe más de una modalidad de esta antigua orden iniciática.

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Si bien en cierta manera ha dejado de ser un tema tabú, la masonería -o francmasonería- sigue cautivando a la gente, con su aura de misterio y de cosa "prohibida". Pero, a diferencia de tiempos anteriores, actualmente su mención o su presencia, ya no arrancan anatemas ni interdicciones o maldiciones. Aun así, su condición de fraternidad cerrada -o restringida y restrictiva- mueve a la curiosidad de mucha gente.

A lo largo de la historia reciente, mucho se habló y se ha novelado más todavía acerca de esta institución. Se insiste mucho sobre su anticlericalismo, así como con frecuencia se olvida el antimasonismo clerical; se discurre con insistencia sobre hechos endilgados a la masonería, así como se desdeñan hechos y situaciones que, a la larga, beneficiaron a la masonería, por medio de la implantación de libertades antes inexistentes.

Mucho se ha hablado acerca de la vinculación de la orden masónica en la independencia americana, pero se olvida que el mismo Bolívar prohibió la masonería en Bogotá, en 1828. En este sentido, frecuentemente se confunden logias masónicas con logias patrióticas, o se identifican sociedades patrióticas con sociedades secretas y estas, sin más, con la masonería.

En fin, mucha novela, mucho cuento, mucha fábula, mucho mito. Donde sí la masonería tuvo que ver fue con la difusión de ciertas ideologías más o menos conexas con el mundo de la educación, como la escuela moderna de algunos importantes pedagogos, con el laicismo de la enseñanza o con la implantación de una presencia más permanente del Estado en la regulación de la sociedad, por ejemplo, el estableciemiento de registros civiles de personas o el matrimonio civil.


Un aniversario
La presencia de la masonería en nuestro país arranca allá por mediados del siglo XIX y, justamente, un día como hoy, un 1 de junio de 1871, se establecía el Supremo Consejo del Grado 33 de la masonería en el Paraguay. En aquella ocasión fue electo su primer Soberano Gran Comendador, título de la más alta autoridad masónica de cada Gran Oriente, el doctor Juan Adrián Chaves , jefe del cuerpo médico de la fuerza naval brasileña en el Paraguay, quien estuvo secundado por su compatriota, el coronel Hermes Ernesto da Fonseca.

Ambos dignatarios masónicos eran jefes del ejército brasileño invasor, a raíz de la Guerra de la Triple Alianza. Las demás autoridades de la logias, así como la mayoría de los acólitos de las mismas, fueron oficiales y comandantes de buques de guerra brasileños. Numerosos fueron los paraguayos que fueron iniciados en la orden masónica durante el funcionamiento de estas logias, instaladas cuando aún no había terminado la guerra.

Cuando en 1876, luego de varios años de presencia en el país, las fuerzas invasoras se retiraron, las logias masónicas -y por ende el Supremo Consejo y el Gran Oriente del Paraguay- quedaron desarticuladas.


La masonería en el Paraguay
Si bien, como hemos dicho, el 1 de junio de 1871 se estableció el Consejo Supremo de la masonería paraguaya, esta sociedad secreta -discreta, prefieren llamarse-, en nuestro país tiene sus inicios en la preguerra de la Triple Alianza, durante el gobierno del presidente Carlos Antonio López, pero fue a finales de la contienda con la Triple Alianza en que, efectivamente, empieza a funcionar: a los pocos días de la ocupación de la capital paraguaya por las fuerzas aliadas, el 1 de enero de 1869, ya se estaba fundando, el 18 de enero del mismo año, la primera logia masónica del Paraguay, denominada Fe, operante bajo el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que fue instalada bajo los auspicios del Gran Oriente del Brasil. Meses después, el 28 de julio, por autorización del Supremo Consejo Grado 33 de la masonería argentina, el destacado jurista argentino y maestro masón, doctor José Roque Pérez (enviado extraordinario del gobierno de su país para la constitución del gobierno provisorio de 1869), fundó otra de las primeras logias del Paraguay, la Unión Paraguaya Nº 30, que recibió su carta constitutiva el 1 de octubre de 1869. Otras logias fueron establecidas bajo los auspicios del Supremo Consejo del Uruguay, como la más antigua logia masónica aún existente, denominada Aurora del Paraguay, fundada en 1887 por iniciativa del doctor Dionisio Ramos Montero, ministro plenipotenciario del gobierno uruguayo ante el paraguayo.

En esos primeros momentos del funcionamiento de las logias masónicas, fueron iniciados en las mismas varias personalidades de destacada actuación en esos movidos años de posguerra, entre ellos, varios que llegaron a altos cargos como los vicepresidentes Cayo Miltos , Adolfo Saguier y Juan Antonio Jara, y los presidentes Cirilo Antonio Rivarola, Cándido Bareiro, Bernardino Caballero, Patricio Escobar, Juan G. González, Emilio Aceval, Benigno Ferreira, etc.

Muerte y resurrección
Casi dos décadas después de la desarticulación del primer Consejo Supremo, el 22 de febrero de 1896, todas las logias masónicas del rito escocés del Paraguay se unificaron bajo el Supremo Consejo Grado 33 del Paraguay, quedando constituido el Gran Oriente del Paraguay, hecho propiciado por una comisión integrada por el general Bernardino Caballero, el doctor Serafín Rivas y el señor Ricardo García. El 28 de junio de ese mismo año, el gobierno del general Juan Bautista Egusquiza aprobó los estatutos y otorgó la personería jurídica a la masonería paraguaya.

El Supremo Consejo de la masonería paraguaya sancionó en noviembre de 1906, el Código Masónico, por el cual la Gran Logia Simbólica del Paraguay, dividida en dos poderes: Ejecutivo y Judicial, es la única autoridad superior de los grados simbólicos 1 al 3, mientras que del grado 4 al 33 es el Supremo Consejo del Grado 33.

Posteriormente las institutas y los estatutos fueron reformados, y el 30 de abril de 1923, el Supremo Consejo de la masonería paraguaya aprobó un Código Masónico del Gran Oriente del Paraguay y los Reglamentos Generales de la masonería simbólica, que fue jurado por el pueblo masónico paraguayo, el 13 de mayo siguiente. Posteriormente siguieron otras actualizaciones, y una de las importantes actividades masónicas realizadas ya a la luz pública fue el congreso llevado a cabo hace unos diez años en Asunción, y que reunió a maestros masones de varios países u orientes masónicos.


Antecedentes históricos
Es conocida la actuación dentro de la masonería, de importantes figuras de nuestra historia, como el presbítero Juan Pablo Fretes -tal vez el primer compatriota masón- o el coronel José Félix Bogado, que fueron iniciados en el extranjero. En nuestro país, según los registros históricos, la masonería empezó a actuar después, si bien algunos sostienen que el dictador Francia no habría sido ajeno a la fraternidad, teniendo en cuenta la política anticlerical que sostuvo durante su gobierno, no existen -o al menos no se conocen- elementos que probarían tal aserto.

Noticias ciertas se tienen recién durante el gobierno del presidente Carlos Antonio López, cuando un súbdito italiano llamado Enrico Tubo, de profesión educador, estableció en Asunción una logia masónica bajo la denominación de Pitágoras, aunque, según cuenta don Alfredo Boccia en su libro recientemente publicado "La Masonería en la Independencia de los Estados Americanos", el señor Tubo tenía más de embustero que de iniciado.

Otras referencias cuentan que el mismo mariscal Francisco Solano López habría sido iniciado en los secretos de la masonería en Europa o en Río de Janeiro, pero tampoco se tienen pruebas documentales. El inexplicable episodio de Potrero Mármol, cuando, rodeado por las fuerzas aliadas, los brasileños le permitieron una retirada sin ser molestado, es interpretado por mucha gente como una actitud solidaria entre "hermanos" de la misma fraternidad, es decir, entre masones, aunque lo más probable haya sido un gesto caballeresco del duque de Caxias, quien, pudiendo tomarlo prisionero y asesinarlo, como al parecer era la consigna, permitió que López se escapara para no tener encima el estigma que, meses después, cayó sobre el general Correa da Cámara, cuando ordenó el cobarde asesinato a sangre fría de López , estando ya malherido y sin mayor esperanza de vida.

La presencia efectiva de la masonería en nuestro país -aunque en forma clandestina- arranca con la logia volante Conway, que funcionaba a bordo de la nave británica Locust, bajo el mando del comodoro Charles Ernest Hotham, en 1853, llegado al Paraguay para reconocer la independencia nacional y firmar convenios comerciales. En esta logia fueron iniciados numerosos jóvenes y funcionarios del gobierno, pero fue en los últimos meses de la guerra -como ya se vio- cuando fueron instaladas las primeras logias masónicas y puede decirse que estas influyeron doctrinariamente en el devenir político de entonces, con la introducción de ideologías liberales, así como otros sucesos y acontecimientos que señalaron rumbos y marcaron pautas de convivencia en la aún convaleciente sociedad paraguaya de posguerra, con la fundación de asilos para desvalidos, la abolición de la esclavitud, aperturas de bibliotecas, colegios y universidades, fundación de partidos políticos, etc.

Desde aquel lejano 1845, año en que comenzó sus actividades la logia Pitágoras, funcionaron en el Paraguay unas 65 logias masónicas. Algunas de ellas fueron las logias Fe, Unión Paraguaya Nº 30, Libertad Nº 4, Sol Naciente Nº 4, Perfecta Armonía (Concepción), donde fue iniciado el mariscal Estigarribia; Igualdad, Independencia, Luz y Caridad (Bella Vista), Unión y Progreso Nº 9 (Encarnación), etc. En la actualidad, además de las que existen en Asunción, también funcionan logias masónicas en Ciudad del Este, Encarnación, San Lorenzo y Pedro Juan Caballero.


La masonería y la independencia americana
Excepto en el Paraguay, según lo comúnmente afirmado, la masonería tuvo principal protagonismo en la gesta emancipadora de casi todos los países americanos, así como el nacimiento republicano del Brasil, así como la abolición de la esclavitud, fue obra de masones.

Esta es, en resumidas cuentas, la sucinta historia de una institución fundada todavía con el fragor de las batallas de la guerra contra la Triple Alianza como telón de fondo; a la que le tocó participar de la reconstrucción nacional por medio de sus más preclaros miembros, y cuyo Supremo Consejo del Grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado cumple 132 años de establecimiento, en esta fecha. Este cumpleaños también le sorprende con la reciente instalación en el país de otra fraternidad masónica, la del rito de York.

¿Qué es la masonería?

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la masonería es una asociación secreta de personas que profesan principios de fraternidad mutua, usan emblemas y signos especiales, y se agrupan en entidades llamadas logias.
Etimológicamente, la palabra masón proviene del latín matio o machio, que pasando por el francés maçon significa "un edificador de muros" o "un labrador de piedras". Por otro lado, del alemán steinmetz , de metzen, que significa "cortar" y del holandés vrijmetselaar.
Antiguamente se denominaba masón al albañil de gran habilidad, agrupado en gremios o cofradías; luego aparecieron los francmasones, que eran los maestros albañiles que reivindicaban la exención de la autoridad de las cofradías locales en las ciudades donde temporalmente se establecían. En otras palabras, eran artesanos expertos, emancipados -según la práctica medieval- de las restricciones y del control de las cofradías locales, de tal manera que podían viajar y prestar servicios, dondequiera que cualquier gran edificio, generalmente una catedral gótica, estuviera siendo construido.
Estos francmasones formaron un gremio universal para ellos mismos, con un sistema de señas secretas y contraseñas por las que un artesano, que había sido admitido por haber demostrado la competencia de su arte, podía ser reconocido. Estos constructores se reunían en unas habitaciones adosadas a los edificios construidos, que se denominaban logias, donde guardaban sus elementos de trabajo, se dedicaban a planificar y a diseñar los bosquejos a seguir y donde enseñaban a aprendices aventajados, que así iban perfeccionándose y especializándose en los rudimentos de la actividad. Esta era la masonería operativa (de operar, obrar, construir).
Cuando las construcciones de grandes catedrales fueron decayendo, fue cambiando de naturaleza, deviniendo en la masonería especulativa, ya no restringida a la construcción de edificios, sino a otra construcción, más simbólica que operativa: la construcción del gran edificio de una sociedad, sobre un sistema de moralidad en búsqueda permanente de la verdad, por medio de la razón y de la duda, a diferencia de la búsqueda de la verdad por medio de la fe, como propugnan las religiones.
La masonería es, según sus propias definiciones, una institución que reúne a hombres estrechamente unidos que, empleando formas simbólicas tomadas principalmente del oficio de albañil y del trabajo de arquitectura, trabajan por el bienestar de la humanidad.
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