Marcos Morínigo Fleytas

Don Marcos Morínigo Fleytas fue presidente de la República, entre el 9 de junio de 1894 y el 25 de noviembre de 1894, cuando, siendo vicepresidente le cupo suceder en el cargo a don Juan Gualberto González, quien había sido derrocado por un grupo de militares golpistas, encabezados por los generales Bernardino Caballero, Patricio Escobar y Juan Bautista Egusquiza.

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En sus poco más de cinco meses de gobierno, su gabinete quedó constituido de la siguiente forma: Agustín Cañete, en el Ministerio de Hacienda; Angel María Martínez, en el de Interior; Manuel Antonio Maciel, en el de Justicia, Culto e Instrucción Pública; Antonio Cáceres, en el de Guerra y Marina; y Gregorio Benítez, en el de Relaciones Exteriores.

Durante su gobierno se firmó el tratado Ichazo-Benítez, con Bolivia, que no fue ratificado; se creó un cuerpo de guardias civiles; se inauguró el Hospital de Caridad (Clínicas), entre otras obras.

Don Marcos Morínigo nació en Quyquyhó, el 8 de octubre de 1848. Era hijo de don José Mariano Morínigo y doña María del Carmen Fleytas. Contrajo matrimonio con Ramona Bareiro Caballero (sobrina de Bernardino Caballero), con quien fue padre de Ramona (casada con Rigoberto Caballero, hijo del general Caballero), Mariano (casado con Patrocinia Ramírez), Indalecio (casado con Eleonor Blanco), Antonio, Francisca (casada con Jorge Patiño) y Basilia Morínigo Bareiro.

Uno de sus nietos fue Víctor Morínigo (hijo de Mariano Morínigo y Patrocinia Ramírez), importante dirigente colorado allá por los años ‘40.

Don Marcos Morínigo falleció en Asunción, el 13 de julio de 1901, a los 53 años de edad.

Alas paraguayas

Cuenta Antonio L. Sapienza en su muy interesante libro "La Historia de Líneas Aéreas Paraguayas", que un remoto antecedente de la aviación comercial en nuestro país es la conformación de una empresa que se denominó Servicio Aéreo Interno de Aviación Militar, que en pequeños aviones, transportaba correo, pequeñas cargas y algunos pasajeros.

Este servicio pudo ser posible gracias a la Escuela de Aviación, que puso a disposición sus pilotos y aviones. También las autoridades de las poblaciones del interior apoyaron la iniciativa, construyendo pistas de aterrizaje en las afueras de los pueblos.

Importantes fueron estos emprendimientos, teniendo en cuenta que en la época se carecían de buenos caminos y de vehículos apropiados para llegar a los diversos puntos del país (téngase en cuenta que el primer automóvil que recorrió el trayecto Asunción-Itauguá, lo hizo en tres días) .

Cuenta Tony Sapienza, que las primeras pistas de aviación construidas en el Paraguay, además de la de Asunción, fueron las de Altos, Atyrá, Tobatí, Caraguatay, Barrero Grande, Itacurubí de la Cordillera, San José de los Dos Arroyos, Nueva Australia, Ajos (Coronel Oviedo), Carayaó, Ybajhái, Yhú, San Joaquín, Unión y San Estanislao.

El vuelo inaugural de esta pionera empresa se realizó el 5 de septiembre de 1929, en un aparato Morane-Saulnier MS139, tripulado por Juan González Doldán y Silvio Perotti, quienes visitaron todos aquellos pueblos en un raid que duró cinco días.

Posteriormente se habilitaron pistas en Guarambaré, Cangó (General Artigas), Santa Rosa, San Ignacio, San Juan, Villa Florida e Ybycuí.

Los "turcos" en el Paraguay

La inmigración árabe en nuestro país se presenta en las últimas décadas del siglo XIX, aunque de una manera bastante rala, y la mayoría de los inmigrantes era de nacionalidad siria y libanesa.

Hacía fin de dicho siglo, va aumentando paulatinamente la llegada de inmigrantes árabes, pronunciándose entre finales de la década del ‘10 a comienzos del ‘30 del siglo XX.

La principal característica de los inmigrantes de origen árabe era su actividad: el comercio ambulante. Lo irónico del caso de los inmigrantes árabes (sirios, libaneses, libios, palestinos y hasta egipcios) era que venían a América huyendo de la tiranía del imperio turco sobre sus países, y por estos lares, justamente (más bien, injustamente), se les conocía por turcos.

"Por la unidad de la familia paraguaya"

Allá por marzo de 1947, nacía una audición radial que por casi medio siglo sirvió para sembrar discordia entre los paraguayos; si bien uno de sus postulados era la "unidad de la familia paraguaya". Se llamaba "La Voz del Coloradismo", y era un órgano radial de agitación y propaganda, muy al estilo de la propaganda de la Alemania nazi.

Dicho programa que después se transmitía por medio de una cadena de emisoras, lo dirigía don Enrique Volta Gaona, y algunos de sus responsables y locutores de aquella época fueron doña Lola de Miño, doña Emilse Torres y los señores Bernardo Galeano, Numa Alcides Mallorquín, Adán Godoy Giménez, Alberto Preda Llamosa, Marcial Valiente, Eladio González Núñez, Edmundo Prieto, Harold Doldán, Alejandro Cáceres Almada, Luis G. Benítez, Ricardo Sanabria, Eusebio Rolón, Nelson Villate, Raúl Nogués, César Espínola, Juan Alberto Llanes y Andrés Doldán.

Con el paso del tiempo, los responsables de las diatribas contra opositores al gobierno o cualquier ciudadano "no alineado", fueron cambiando y renovándose.
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