Pedro Pablo Peña Cañete

El doctor Pedro P. Peña fue presidente provisional de la República entre el 28 de febrero y el 22 de marzo de 1912. Su gabinete estuvo integrado por Higinio Arbo, en Hacienda; Eduardo López Moreira, en Interior; Rogelio Urízar, en Justicia, Culto e Instrucción Pública; Eugenio Alejandrino Garay, en Guerra y Marina, y Fulgencio R. Moreno, en Relaciones Exteriores.

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Como derivación de la caótica situación política que se vivía en aquel periodo, el presidente Liberato Rojas renunció al cargo, por lo que el Congreso designó al doctor Pedro Pablo Peña para ejercer la Presidencia provisional de la República. Su efímero Gobierno ranscurrió en medio de una convulsionada situación política, en el marco de la revolución de 1911-1912, sin que pudiera realizar obras de alguna importancia.

Pero, aun así, en años anteriores y después de ocupar la primera magistratura, el doctor Peña sirvió a la República en importantes funciones, demostrando en cada circunstancia un acendrado patriotismo.

Pedro P. Peña había nacido en Asunción el 29 de junio de 1864; hijo de Manuel Peña y Francisca Cañete, y fueron sus hermanos Jaime (casado con Serapia Rojas), Susana (casada con Pedro Gómez de la Fuente), Manuel y Héctor. Pedro P. Peña, casado con armen del Molino Torres Jovellanos, fue padre de Raúl (casado con Haydée Soler Sosa, y quien ocupó el cargo de ministro de Educación y Culto), Jorge (casado con María Sitcher), Pedro Hugo (casado con Emiliana Riera, quien fue ministro de Salud Pública y diputado nacional), Julio ionel (casado con Magdalena Gill Ayala, embajador en el Perú y alto funcionario de la Cancillería nacional) y de Natividad Peña.

Falleció en Asunción, a los 79 años de edad, el 29 de julio de 1943.

Los pozos de la guerra

En la búsqueda de agua para suministrar a los combatientes tuvo activa participación don León Fragnaud, al frente de unos setenta hombres, que conformaban la Agrupación de Zapadores-Captadores, dependiente de los Arsenales de Guerra y Marina.

Algunos de los pozos perforados por esta Agrupación fueron los seis del km 160, cinco en km 180 (Minascué), tres pozos en km 220, dos en km 252, cinco en López de Fillippi, tres en Cañada La Paz, dos en Cañada Tarija, seis en Garrapatal, uno en Yatebu’i, uno en La Faye, cinco en Picuiba, cuatro en Loma Vistosa, tres en 27 de Noviembre, uno en Amboro, cinco en Santa Fe, uno en Ysyporenda, etc. En total el equipo dirigido por Fragnaud perforó unos 95 pozos. En los Arsenales se prepararon 35 motobombeadores y herramientas, cabos de acero, etc.

Alumbrado público

La iluminación de las calles de Asunción, antiguamente, se realizaba por medio de velas, que un encargado prendía, escalera y despabilador en ristre, al caer la noche, en su recorrida por las calles de la ciudad. En la posguerra del 70, el servicio fue concedido a un empresario de apellido Terlizzi, relacionado familiarmente con el general Bernardino Caballero.

El primer ensayo para dotar a la ciudad de iluminación eléctrica se realizó el 21 de agosto de 1884, por medio de arcos voltaicos, montados por los hermanos Pedrezzi, en la plaza Libertad. Un lustro después se tuvo el primer servicio regular de alumbrado público, a través de la empresa del doctor Silvio Andreuzzi. Pero no fue sino hasta 1903 cuando por medio de la concesión otorgada a los eñores Carlos Gatti y Ricardo Lloret, que la capital del país contó no sólo con iluminación pública eléctrica, sino también con fluido eléctrico domiciliario. Años después, se otorgó una concesión a Juan Carossio, quien montó una usina productora de electricidad, para uso domiciliario, iluminación pública y servicio de tranvías eléctricos.

Judío multifacético

Desde fines del siglo XIX, la presencia judía en Asunción fue aumentando paulatinamente. Muchos de los miembros de esta colectividad se destacaron en las más diversas actividades. Uno de ellos fue don Henri Zimnavoda, un judío francés llegado al país a principios del siglo XX. Había nacido en Arraz, en 1873, y trabajó largos años en perforaciones petrolíferas en Rumania, Egipto y, posteriormente, vino a la Argentina, de donde pasó al Paraguay, donde trabajó en la construcción del puente ferroviario de Pirapó, instalado hacia 1910, y en otras obras del servicio ferroviario. El señor Zimnavoda también tuvo participación en la construcción del frigorífíco de Zeballos Cué y del monolito a los héroes de la batalla de Itá Ybaté, en Villeta, en donde se radicó y formó familia con la paraguaya Leona Trinidad. Hombre de cultura enciclopédica, ostentaba el grado 33 de la masonería. Falleció en Naranjaisy, Villeta, en noviembre de 1966.
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