Talento en alza

Arturo Arzamendia (19) se abre camino en el baile, con su gracia, inigualable ritmo y perfecto movimiento. Lleva dedicándose al arte desde muy pequeño y, hoy, demuestra perfección en las coreografías de grandes maestros.

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Arturo es una persona sencilla, a quien le gusta salir y divertirse con los amigos, pero, por sobre todo, ama bailar. Su carrera profesional comenzó desde muy niño. Siempre tuvo un interés hacia los escenarios, hasta que una vecina de nombre Lourdes reunió a un grupo de niños ―Arturo entre ellos― y organizó un minifestival; su pasión asomó y decidió que era lo que quería para sobresalir. “Recién cuando cumplí 13 años, me inscribí en Rytmo & Danza de Luly Pereira para adquirir técnica y abrirme camino en esto que me gusta. Pasé por varios estilos, lo que me dio mayor seguridad y ayudó a encontrar mi propia expresión. Me apasionan los musicales y las coreografías. Fui a un show en Broadway, y eso hizo que la piel se me erizara y me dieran ganas de estar en el escenario. Es lo que quiero para mí”, afirma.

Va por buen camino. Ya estuvo en el musical Hairspray, en el que se destacó como bailarín principal, recibiendo buenas críticas de parte de los Capees, una organización de artes de Washington D. C., que fue publicada en el Washington Post, nada más y nada menos. Es que Arturo está viviendo en la capital de los Estados Unidos. Lo que en principio fue un viaje de visita a su padre, se convirtió en una permanente estadía en la que afianzó su carrera como bailarín. “Este año termino el colegio, luego iré a Los Ángeles, al American Musical and Dramatic Academy (AMDA), cuyos programas están diseñados para preparar a los estudiantes, de modo que trabajen profesionalmente como actor en teatro, teatro musical, danza, cine y televisión. Tengo una beca que cubre cierta parte de la estadía y los estudios”, cuenta.

AMDA tiene un distinguido historial por entrenar a los estudiantes para carreras en las artes escénicas. Entre sus más notables egresados están: Brad Bass, actor de teatro y cantante estadounidense, conocido por sus papeles en la producción de Wicked; Matt Barber, profesional de danza y escritor; Angela Bettis, actriz estadounidense, destacada por su interpretación en la película Carrie; Tyne Daly, actriz de Anatomía de Grey, con un Globo de Oro en su carrera; Soara-Joye Ross, otra notable actriz y cantante. Sus créditos en Broadway incluyen Les misérables y La danza de los vampiros. En fin, son muchos nombres, y Arturo aguarda estar entre los grandes.

Por de pronto, podemos agregar a su incipiente carrera presentaciones en musicales de hip hop. “Tomé clases con un coreógrafo que trabajó con Beyoncé y Daddy Yankee, y me eligió para ser cabeza de uno de sus festivales. Estuve también por cuatro años consecutivos en un show de talento de la producción de Billboard Magic, en Northwood High School, con la obra de teatro Annie. Asimismo, participé de una clase con el coreógrafo de Lady Gaga. Él me alentó a ir a Los Ángeles y me dio muchas esperanzas”, revela emocionado.

Arturo se considera un artista que trata de hacer su trabajo lo mejor posible, alguien que intenta ser el mejor en cada sitio, ya que es un reto personal crecer cada día más, ya sea como bailarín o persona.

“Quiero impactar en esta profesión que elegí, deseo llegar al público, anhelo conquistar los escenarios del mundo. Me encanta bailar para todo tipo de público. Me gustaría que los padres llevaran a los niños a ver teatro, cine, danza y ópera, para que se cultiven y culturicen desde chicos en lo que son las artes. En los Estados Unidos hay una apertura cultural muy interesante que todavía no se da en el Paraguay, principalmente con la danza”, reflexiona.

Agrega que va a seguir con su carrera, buscando llegar con su arte, conocer gente que le pueda aportar cosas importantes, tratando de evolucionar e investigar. “Es una sensación única la que siento cuando se encienden las luces... Quizá, más adelante, vaya por la actuación también. Las posibilidades que se me abren en Los Ángeles son muchas, está en mí saber aprovecharlas. Por ahora, voy dando mi granito de arena en los bailes, las danzas modernas y los musicales”.

Vino al Paraguay para visitar a su madre y hermanas. Es un viaje que trata de realizar con cierta frecuencia, aunque todo depende de los compromisos que vayan surgiendo. “En los Estados Unidos vivo con mi papá y su nueva familia. Me divido entre mis dos hogares y me siento muy bien”, expresa en otro momento.

Definitivamente, la danza le ayuda a realizar su sueño de niño. “Sé que estoy yendo por buen camino, me siento motivado y firme para llegar a mi meta. Me veo superando a un Yanis Marshall, coreógrafo francés, con videos que causan sensación en internet; Ricky Ubeda, ganador de la 11.a temporada del reality show So You Think You Can Dance, de la cadena Fox; Misty Copeland, actor y bailarín de American Ballet Theatre, una de las tres principales compañías de ballet clásico de los Estados Unidos”, augura el joven bailarín. Y ¿por qué no? Copeland es considerado un prodigio que saltó a la fama, a pesar de no comenzar a bailar hasta los 13 años. La misma edad que Arturo Arzamendia tenía cuando decidió que las tablas eran lo suyo. Esas tablas de teatro en los que expresa lo que lleva dentro, con movimientos rebeldes, íntimos y llenos de ímpetu. Cada vibración que ejecuta, cada palma y salto que da, sin duda, habla de una pasión y verdadera vocación.

ndure@abc.com.py

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