El primer ciclo de la parroquia coincide prácticamente con la independencia de la ex Zavala Cue del distrito de San Lorenzo del Campo Grande. Se inició como una pequeña capilla que era atendida por monseñor Hermenegildo Roa.
En julio de 1942, el religioso fue reemplazado por el presbítero belga Enrique José Veldman, con quien se iniciaron las obras del nuevo templo. El 15 de noviembre de 1943, Veldman fue sustituido por el padre húngaro Florian Kroneis, que continuó con los trabajos hasta el 12 de mayo de 1948, cuando fue nombrado en su lugar el padre Armando Di Perna.
Di Perna, con la colaboración del superior gobierno que aportó G. 750.000, terminó la construcción de la iglesia en su segunda parte. También inició la construcción de la casa parroquial.
El 21 de marzo de 1960 se nombró al presbítero Juan Ovelar en forma interina como vicario ecónomo. El 8 de enero de 1961 se hizo cargo el reverendo Máximo Díaz Arriola.
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Muchos fueron los pobladores que con ferviente devoción colaboraron en la obra de la parroquia. Entre los más recordados están Pedro Arce, que donó los terrenos; Fernando Gómez y su esposa Teodosia González de Gómez.
También están José Comelli, primer presidente de la comisión, junto a Victorino Bastus; Emilio Raver, José Serrati y su esposa Carmen Palacios; Pedro Cabrera, Dorila Daniell y Adolfo Martínez. Asimismo, el primer intendente de la ciudad, Angel Torres y su esposa Mercedes.
Historia de la imagen
La imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa se encontraba en el Hospital de Clínicas, en Sajonia, en el año 1940. Una religiosa, hija de la familia Serrati que había llegado de la República del Uruguay para asumir el servicio en el referido nosocomio se enamoró profundamente de la imagen y solicitó que se la entregase para su custodia y veneración.
Así se hizo, y la imagen fue depositada en la casa de la familia Comelli, antiguos pobladores de la zona y fervientes devotos de la Virgen. Se edificó una pieza donde quedó guardada la imagen; al poco tiempo se realizó la gira pastoral con la imagen en la casa de la familia Serrati, volviendo a su destino anterior. Construida la capilla que sería futura Iglesia Parroquial, se le entronizó como patrona de la ciudad.
LA MEDALLA MILAGROSA
Cuenta la historia que a Santa Catalina Labouré, religiosa vicentina, el 27 de noviembre de 1830, en la casa Hijas de la Caridad de París (Francia), se le apareció la Virgen y le dijo esto: “Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan”. Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó una aureola con estas palabras: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”. Y una voz dijo a Catalina: “Hay que hacer una medalla semejante a esta que estas viendo. Todas las personas que las lleven sentirán la protección de la Virgen”, y apareció una M, sobre la M una cruz, y debajo los corazones de Jesús y María. Es lo que hoy está en la Medalla Milagrosa.
