"Cartas de amor" de Sigmund Freud

Fue Sigmund Freud un hombre de ciencia, que aplicaba en sí mismo el análisis de la conducta humana. Y sí que era detallado y riguroso en ese aspecto. Se sabe de un Freud que desde niño se pasaba el tiempo observando la manera de ser de los demás, y se negaba, casi, a los juegos propios de la inocencia.

Cargando...

Trataba de conocer a fondo su carácter, se consideraba un neurótico, deseaba tenerlo todo bajo su control (¿manía?), vivía para el trabajo, y en las cartas a su prometida, que no son cartas de amor en el sentido total de la palabra, sino más bien -y a menudo- una rendición de cuentas de sus actividades, podemos darnos cuenta de cuán férrea voluntad movilizaba al genial científico.

Son interesantes las cartas amorosas o amistosas de los hombres célebres, pues se tiene acceso, mediante ellas, a un mundo poco conocido. En el caso de las correspondencias de Sigmund Freud, ellas nos muestran una relación sentimental, mejor dicho, un amor forzado a postergar durante mucho tiempo el casamiento, por razones económicas, entre otros factores.

Sin embargo, a lo largo de la lectura de estas misivas, donde, dicho sea de paso, el padre del psicoanálisis muestra una faceta importante como relator de hechos, se maravilla uno de la capacidad para el sacrificio de ambos enamorados.

Todas las estrecheces económicas eran tomadas como una prueba a su perseverancia para salir adelante. En otras palabras: los problemas eran encarados por la joven pareja con suficiente sentido práctico. Muy enamorados, creían que una vez casados, serían felices, y quedarían atrás los duros momentos compartidos.

¡Cuántas necesidades tuvieron que soportar, Martha Robert y Sigmund Freud, sin quejarse casi, y cómo se amaban!

LA SINCERIDAD MARCÓ SIEMPRE LA RELACIÓN DE AMBOS.

Son excesivas la puntillosidad, la aplicación analítica a las diversas manifestaciones del carácter del ser humano de este hombre que investigó en los episodios traumáticos de la niñez.

¿Hay familias marcadas por algo similar a una tara? A juzgar por Freud, quien cita algunos ejemplos de "enfermos" en el árbol genealógico de su propia familia, sí.

Nacido el 6 de mayo de 1856, en Frigurbo, región de Moravia, el gran Sigmund Freud era hijo de padres judíos.

Se internó en el campo de la hipnosis para tratar de sacar a flote lo que está severamente reprimido en la conciencia de los individuos. A esa liberación de cuanto hay de sumergido en el interior del ser humano se le ha dado el nombre de catarsis.

El padre del psicoanálisis era un hombre, por sobre todo, y a través de las cartas que le escribía a su amadísima Martha, los lectores pueden tener acceso a sus sentimientos más íntimos.


UNA DE LAS TANTAS CARTAS A SU AMADA MARTHA

Dejé de escribirte ayer para dar los últimos toques al informe estadístico del departamento, del mes de junio, y hoy puedo contestar tan dulce carta, que me hace recordar nuestros días tranquilos. Podrías repetir las palabras que Heine puso en boca del zagal: "Es una tarea tan pesada reinar...", etc., si no fuera porque mi reina es todavía sólo una princesa. Ya debes saber que me muestro partidario de que vengas. Cuando estés en libertad viviremos muy felices, aun trabajando, con limitaciones y renunciando a muchas cosas; pero seremos felices, a pesar de todo. No soy capaz de imaginar lo que sería no estar juntos durante dos días.

Recibí hoy el espécimen, y pronto tendré un dibujo de él. La publicación del trabajo tardará de tres a cuatro meses, porque antes hay que completar el examen microscópico. Estoy seguro de que cuando vuelva de mi viaje tendré aún más capacidad de trabajo, y que cuando vengas a verme cerraremos la puerta, te sentarás junto a mí, muy cerquita, y apoyarás tu cabeza en mi hombro, mientras yo sigo trabajando hasta que me sienta cansado y desee besarte.

Una paciente que acaba de marcharse y a la que he estado aplicando con mucho éxito el tratamiento eléctrico, para curarle un zumbido del oído, me ha prometido traerme las mejores frutas que encuentre para "mi joven mujer", para la dama que será algún día mía... Por respeto no se atrevió a llamarte novia.
Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...