Sr. Presidente, Mario Abdo Benítez

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Continuando con este monólogo energético, direccionado al señor Presidente de la República, Mario Abdo Benítez, en esta entrega presentamos algunas cuestiones más puntuales y objetivas como la dignidad y el patriotismo. Por ejemplo: ¿Por qué no se construyó la esclusa de navegación contemplada en el Tratado?

En el Anexo B, parte III, Componentes principales del Proyecto, en el numeral 11 sobre las obras para navegación, reza textualmente: “El proyecto incluirá las obras que fueren necesarias para atender a los requisitos del tráfico de navegación fluvial, tales como: terminales y conexiones terrestres, esclusas, canales, elevadores, y sus similares”. Más claro… ¡imposible!

El Canal de Panamá fue concluido en 1913, pero inaugurado oficialmente, luego de muchas pruebas de funcionamiento, en 1914. Hasta hoy es considerada la octava maravilla de la ingeniería del mundo, pero tiene una larga historia de injusticias e ignominias. El canal fue construido por los EE.UU., pero, al igual que Itaipú, estuvo plagado de inequidad desde su inauguración hasta el 31 de diciembre de 1999, año de su retorno al legítimo dueño.

En ese año vencía el plazo de entrega paulatina de todos los derechos adquiridos por el constructor y financista, EE.UU., al legítimo propietario, la República de Panamá. Fue un pacto firmado entre dos estadistas y caballeros, Jimmy Carter y Omar Torrijos, como final de un proceso de luchas callejeras, marchas estudiantiles, cacerolazos, huelgas, prensa patriota versus prensa amarilla, y muertes de jóvenes y ancianos. Fue también el parto de una preciada criatura convertida en una causa nacional panameña. Hoy, el Canal es considerado el orgullo del pueblo y de sus líderes valientes. Debemos reconocer que tuvo un alto costo social, político y de vidas humanas.

Cuando el Canal era administrado por el constructor y financista, EE.UU., la República de Panamá recibía un promedio de US$ 60.000.000 al año. A partir de la recuperación plena de su soberanía pasó a recibir una renta líquida de US$ 1.700 millones por año. ¡Tuichá la diferencia! ¿No les parece conocido este esquema de injusticia?

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Otra cuestión importante para resaltar es que el gobierno de EE.UU., para resguardar sus intereses en Panamá, tenía una base militar compuesta por aproximadamente 15.000 hombres, con todos sus pertrechos bélicos, infraestructura médica, educativa, social y hasta de seguridad interna. Era un estado dentro de otro estado. Formaron una ciudadela cercana al Canal, con toda la infraestructura necesaria. La tecnología de defensa más sofisticada del planeta acompañaba a una de las vías más importantes de navegación del mundo.

Dignidad recuperada

Pero la justicia de Dios, al final, gobierna los pueblos de la tierra. Me imagino ese día triunfal para el pueblo panameño. Dicen que el 31 de diciembre de 1999, a las 12:00 PM, la gente salía a las calles a festejar la independencia del canal. La administración volvía a su legítimo dueño, creando una fiesta popular jamás igualada hasta hoy en este sufrido pueblo centroamericano. David venciendo a Goliat, luego de 86 años de luchas diplomáticas, populares e internacionales. La dignidad retornó a la nación.

¿Qué nos falta para que la dignidad retorne a las binacionales? Pues un Omar Torrijos en Paraguay, y un Jimmy Carter en el Brasil. Así de sencillo. Ojalá nuestros corazones afligidos, después de tanta luchas en Itaipú y Yacyretá, se calmen con una decisión patriótica por parte del señor Presidente, del Congreso de la nación y una Corte Suprema justa y decente.

¿Qué nos falta para alcanzar una mínima equidad en Itaipú? Paso a enumerar algunas:

1. Precio justo o de mercado por nuestros excedentes, hoy cedidos al Brasil por un tratado miserable, firmado en épocas nefastas, por dictadores nefastos.

2. Construcción de esclusa de navegación. Haciendo un paralelismo con el Canal de Panamá, los norteamericanos tenían el temor de que cuando la administración sea exclusiva de Panamá eso se derrumbaría y pondría en riesgo los intereses del Hemisferio Occidental. ¡Nada de eso! Panamá no solo mantuvo impecable lo heredado por sus constructores, sino construyó un segundo canal más voluminoso e imponente, dando paso a naves gigantescas que pagan un peaje al contado de hasta US$ 1.500.000 por pasada. De un presupuesto de US$ 3500 millones anuales, similar al de Itaipú, hoy le queda a Panamá una renta neta de US$ 1700 millones al año.

3. La Subestación Margen Derecha, SEMD, la proveedora del 85% del consumo eléctrico nacional, hace 45 años es manejada por un director técnico ejecutivo brasileño. Haciendo un paralelismo con el Canal de Panamá, hoy todos los navíos que llegan a las esclusas del canal deben ceder el timón a un capitán panameño. ¿Cuándo es que el timonel y capitán de nuestra energía paraguaya en Itaipú, el director técnico, será paraguayo?

Recordamos al señor Presidente que el Tratado de Itaipú no es vitalicio, con una simple nota reversal se puede subsanar ese adefesio injusto. Le quiero recordar que en 1992 se creó un adefesio peor, por simple nota reversal, que incluía una “paridad” traducida en direcciones de ingeniería y operación, mantenimiento, financiera, suministros, administrativa brasileña y administrativa paraguaya, donde todos serían “ejecutivos”, pero -como siempre- los principales, brasileños.

4. Nuevos hombres para una nueva Itaipú. El principio es sencillo, pero con una precisión matemática. No se puede construir un nuevo edificio con escombros, sino sobre escombros. Tampoco sobre la arena. Este principio es bíblico.

5. El uso pleno de nuestra energía segura, barata y renovable de ambas binacionales debe generar empleos, desarrollo y prosperidad para las naciones, no solo a una casta privilegiada de ganaderos y prestidigitadores de lo ajeno.

Señor Presidente, por una cuestión de sencillez de la idea, por respeto a su tiempo y por la dictadura del espacio en un medio escrito, me quedo por acá en esta entrega, no sin antes mencionarlo que tenemos un sinfín de informaciones que hemos acumulado en 40 años de vida institucional. Hemos intentado poner a disposición de la actual administración de Itaipú, formalmente, pero sin éxito alguno. Reiteramos nuestra total predisposición desinteresada en esta cuestión.

Mi único pago será la misma que recibió el pueblo panameño en 1999. Atentamente:

(*) Ing. Agrónomo, Electricista, ex Superintendente de Energías Renovables, IB. Aún empleado activo.