Ventas con promociones se reducen e impactan en disponibilidad de hogares

El sistema financiero sigue sufriendo el impacto de la Ley Nº 5476 “Que establece normas de transparencia y defensa al usuario en la utilización de tarjetas de crédito y de débito”, a dos años y medio de su implementación. La disposición contemplaba un límite a la tasa de interés aplicada a las compras financiadas con los plásticos, que antes de la Ley era en promedio del 40% y ahora ronda el 15%. Desde su vigencia, el producto financiero ha registrado caída de unos G. 474.000 millones (US$ 86 millones), así como la salida del sistema de 166.000 tarjetas, principalmente las denominadas clásicas.

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El Producto Interno Bruto (PIB) mide el valor de todos los bienes y servicios producidos en una economía en un tiempo definido. Una forma de medir el PIB es por el lado de la demanda o del gasto. Con relación a esto último, se realiza en base a la siguiente ecuación: PIB = C+ I+G+(X-M), donde la C representa consumo, I es inversión, G gasto público, X son las exportaciones y M las importaciones. 

El PIB aumenta cuando se incrementan el consumo, la inversión, el gasto público y las exportaciones, en tanto que disminuye con un alza en la importación. La diferencia entre exportaciones e importaciones son las exportaciones netas. 

Partiendo de esta definición, el crecimiento en el consumo en Paraguay se ha mantenido estable, desacelerándose levemente hasta el 2016 como efecto de la caída de los precios de los commodities, un crecimiento económico moderado y niveles de generación de empleo menores que contribuyeron a una moderación del consumo privado hasta ese año. En 2017 se recupera el crecimiento en el consumo y se proyectan niveles de expansión del mismo de 4,4%. 

Otros hechos que también incidieron en el comportamiento de los consumidores fue el fin del contrabando, tras la liberación del tipo de cambio en Argentina (diciembre 2015) y el fortalecimiento del real (desde el 2016). Además, el impacto que tuvo en el sistema financiero nacional la implementación, desde octubre del 2015, la Ley de Tarjetas. 

El consumo público también experimentó altibajos en los diferentes años. En el 2012 se observó un aumento importante explicado por el incremento salarial de aproximadamente 38% a favor de los empleados públicos, mientras que en los dos años siguientes, el consumo del Gobierno se mantuvo estable, cayendo de forma importante en el 2016, posiblemente relacionado con la implementación de la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF). La normativa había entrado en vigencia en 2015, pero ese año se hizo una excepción en el cálculo del déficit, ya que no fueron incluidos los gastos financiados con bonos soberanos. Recién en 2016 se implementaba la LRF en todos sus alcances, incluyendo los gastos financiados con bonos soberanos. La LRF establece que el déficit fiscal no puede sobrepasar el 1,5% del Producto Interno Bruto en la aprobación del Presupuesto General de la Nación. 

En el 2016, la regla fiscal fue cumplida con un freno en los gastos corrientes como la suspensión, a finales de septiembre, del pago del aguinaldo extra para los funcionarios de las instituciones del Poder Ejecutivo. Con esa medida, el Ministerio de Hacienda ahorró unos G. 50.000 millones de los G. 100.000 millones que fueron presupuestados, pero que finalmente no terminó en manos de los funcionarios, por lo que al no contar con esos recursos, se acortó también su poder de consumo. En el 2017 el consumo público y privado se mantuvo siendo la perspectiva para el 2018 igual que la del año pasado. 

Promociones de ventas 

La herramienta comercial de promociones de ventas para compras con tarjetas de crédito es un recurso de negocios que sigue en vigencia, pero a menor escala que antes de la entrada en vigencia de la Ley de Tarjetas. Algunas de las promociones más conocidas son las de ventas con descuentos y con cuotas sin intereses. 

Las ventas con descuentos son aquellas donde el precio de lista se reduce en algún porcentaje, mientras que las transacciones a cuotas sin intereses son a crédito, donde el precio se divide en el número de cuotas a pagar. Lo importante para los consumidores de estas promociones era el volumen de ahorro que obtenían con el mencionado esquema. 

Utilizando datos en forma detallada de ventas con promociones de la procesadora de tarjetas, Bancard y una estimación de las mismas ofrecidas por los bancos de plaza, pero que no son recopilados por la entidad procesadora, se analiza cómo han evolucionado las ventas y ahorros para los consumidores desde la implementación de la Ley Nº 5476 “Que establece normas de transparencia y defensa al usuario en la utilización de tarjetas de créditos”. 

El primer punto resaltante es la evolución mensual de ventas y ahorros con promociones, utilizando únicamente los datos de Bancard, que muestran las ventas y ahorros para los consumidores. Si bien fueron creciendo mensualmente hasta alcanzar aproximadamente G. 29.000 millones en ventas con promociones en diciembre 2014, estas prácticamente terminaron en el año 2016, así como el ahorro que representaba para los consumidores. 

De acuerdo a los datos, el mes de mayor ahorro para los consumidores era el de diciembre, donde los ahorros alcanzaron G. 5.500 millones en 2014, que representaban un descuento del 19% sobre las ventas. 

¿Qué hubiera pasado si no se implementaba la Ley de tarjetas? 

Para abordar el impacto que hubiera tenido en la dinámica comercial la no implementación de la Ley de Tarjetas se realiza el análisis en base a la suma de las ventas y ahorros con promociones procesadas por Bancard, más una estimación de los bancos. 

Utilizando herramientas de la econometría, se ajustaron estas ventas y ahorros totales en base a la tendencia de crecimiento en el tiempo, el tipo de cambio e impactos estacionales de meses específicos. En el caso de las ventas, los meses de mayor actividad de promociones eran los de julio y diciembre, donde en 2014 se alcanzaba niveles de comercialización de G. 290.000 millones y G. 493.000 millones, respectivamente. En los meses posteriores, siguiendo la línea roja, las ventas con promociones ya fueron menores, alcanzando un máximo de G. 131.000 millones en abril de 2017.

Proyección

De mantenerse la tendencia anterior a la vigencia de Ley de Tarjetas se podría haber alcanzado picos de G. 483.000 millones en diciembre del 2015, G. 541.000 millones en el igual mes del 2016 y G. 607.000 millones en diciembre de 2017. 

En el mismo ejercicio, se resume la diferencia entre estas ventas proyectadas con promociones y las operaciones realizadas en el gráfico de “Ventas con promociones por año”. En 2014 no se observan diferencias, considerando que en ese año no se implementaba la Ley de Tarjetas. Sin embargo, la diferencia comienza a registrarse en 2015 con una disminución estimada en ventas con promociones de G. 620.000 millones (US$ 120 millones), G. 2.000.000.000.000 en 2016 (US$ 364 millones) y G. 2.200.000.000.000 en 2017 (US$ 393 millones). Es decir, la reducción en ventas con promociones en 2017 fue de aproximadamente 1,3% del Producto Interno Bruto, un poco menor al déficit fiscal del presupuesto del Gobierno Central de 1,5% del PIB. 

Esta reducción en ventas también se tradujo en una caída importante en los ahorros para los consumidores porque dejaron de haber descuentos en los productos cuyos precios contaban con el 10%, 20%, o 30% de rebajas, como también las promociones de cuotas sin intereses. Para ello, se realizó el mismo ejercicio econométrico para proyectar los niveles de ahorro de los consumidores, considerando los diferentes tipos de promociones. Los meses de más importantes ahorros para los consumidores fueron los de mayo, junio, septiembre y diciembre, que variaron de acuerdo al esquema de promociones. Al respecto, el mes de mayor ahorro para los consumidores fue en diciembre de 2015, donde el total llegó a G. 56.000 millones. Sin embargo, desde la implementación de la Ley de Tarjetas, el mes de mayor beneficio para los consumidores fue diciembre de 2017, donde los valores de ahorro alcanzaron G. 15.000 millones. 

De acuerdo con las herramientas utilizadas para proyectar el ahorro, de haber continuado las tendencias de ahorros anteriores, se estima que podrían haber vuelto a alcanzar unos G. 55.300 millones en 2016 y hasta G. 73.700 millones en diciembre 2017.

Se perdió posibilidad de ahorro

Al analizar las diferencias entre el ahorro proyectado y reales por año, se halla que los consumidores han dejado de ahorrar US$ 30 millones en 2015, US$ 85 millones en 2016 y US$ 109 millones en 2017. Considerando que existen aproximadamente 990.000 hogares en los departamentos de Central, Alto Paraná, Itapúa, y Asunción, esto representa una reducción del ahorro de US$ 100 o G. 550.000 en el año para cada hogar. 

Por tanto, la Ley de Tarjetas no solo ha tenido influencia en la reducción de plásticos en circulación y en el nivel general de ventas, sino también en el mayor alcance en la existencia de promociones. 

Considerando los datos, análisis y proyecciones anteriores, el crédito no solo se encareció para aquellos que ahora no tienen tarjeta y recurren a otras opciones fuera de los bancos y financieras, sino que también se ha perdido un recurso importante para abaratar los gastos del mes para muchas personas, especialmente para aquellas de menores ingresos que serían las más beneficiadas por la existencia de promociones, ya que estos ahorros representarían un porcentajes mayor de sus ingresos. 

Por consiguiente, el impacto en los sectores vinculados seguirá su proceso, sin que pueda determinarse el período final de los efectos de la referida Ley Nº 5476, que establece normas de transparencia y defensa al usuario de tarjetas de créditos.

* La disposición terminó beneficiando a tarjetas con líneas mayores, las que poseían las denominadas “oro” y “premium, debido a la alta disponibilidad de recursos, a una tasa baja. El efecto fue adverso al objetivo esgrimido por la ley, que buscaba regular el uso de la tarjetas para proteger los derechos del consumidor.

* El crédito no solo se encareció para aquellos que ahora no tienen tarjeta y recurren a otras opciones fuera de bancos y financieras, sino que también se perdió un recurso importante para abaratar gastos del mes, especialmente para usuarios de menores ingresos.

* Al analizar las diferencias entre el ahorro proyectado y reales por año, se observa que los consumidores dejaron de ahorrar US$ 30 millones en 2015, US$ 85 millones en 2016 y US$ 109 millones en 2017, lo que representa una reducción del ahorro de US$ 100 o G. 550.000 en el año, para cada hogar.

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