La epilepsia en el contexto pedagógico I

Ciertos trastornos físicos y problemas de salud de los niños pueden provocar planteamientos de urgencia en la sala de clases, es fundamental que el docente conozca los antecedentes clínicos y sepa cómo abordar dicha realidad.

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Cualquiera puede sufrir un ataque, una perturbación de los movimientos, las sensaciones, la conducta o la conciencia ocasionados por una actividad eléctrica anormal del cerebro. No es infrecuente que aparezcan ataques en personas con fiebre alta, alcoholizadas o que sufren golpes en la cabeza; cuando los ataques ocurren de forma crónica y repetida, se trata de una enfermedad que recibe el nombre de “trastorno convulsivo o epilepsia”. Con un tratamiento médico adecuado y con el apoyo de padres, profesores y compañeros la mayoría de los alumnos con trastornos convulsivos llevan vidas completas y normales. La epilepsia solo constituye un trastorno mientras dure el ataque, y la mayoría de los alumnos que la sufren tienen inteligencia normal.

Los ataques epilépticos pueden controlarse completa o casi completamente con una medicación anticonvulsionante, algunos alumnos requieren dosis tan altas que afectan negativamente a su aprendizaje y a su conducta; además, estos fármacos producen efectos colaterales indeseables, como somnolencia, náuseas, aumento de peso e hinchazón en las encías.

No se conocen claramente las causas de la epilepsia pero se cree que las personas tienden a sufrirla cuando una zona determinada del cerebro se torna eléctricamente inestable. Puede deberse a una lesión subyacente ocasionada por las cicatrices provocadas por una lesión cerebral, un tumor o una interrupción de la entrada de sangre al cerebro. Los trastornos convulsivos pueden aparecer en cualquier etapa de la vida pero casi siempre comienza en la infancia. Se piensa que existe una gran variedad de factores psicológicos, físicos y sensoriales que desencadenan ataques epilépticos en las personas susceptibles de sufrirlos, como fatiga, emoción, cólera, sorpresa, cambios hormonales.

Recomendación terapéutica

1. Mantenga la calma. Tranquilice a los alumnos que el paciente volverá en sí en pocos minutos.

2. Extienda al niño sobre el suelo apartándolo de cualquier objeto que pueda dañarlo.

3. Colóquele algo plano y blando bajo la cabeza para evitar daños en la sacudida.

4. Evite despertar al paciente, ni impida sus movimientos.

5. Hágale girar suavemente a un costado, liberara vías respiratorias y la saliva fluirá naturalmente: evite abrirle la boca, cogerle la lengua, ni le ponga nada en la boca.

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