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Adobo
Es un preparado en forma de caldo (o salsa) con distintos componentes: pimentón (el más habitual), orégano, sal, ajo y vinagre, mezclados según el lugar de procedencia y alimento en el que se vayan a usar, destinados principalmente a conservar y realzar el alimento. La técnica de sumergir las comidas en el adobo es originaria de la cocina española y se empleaba como método de conservación, pero poco a poco –con el advenimiento de los métodos de refrigeración– se utilizó tan solo como un método de saborizar los alimentos antes de su cocción.
La receta: triturar una hoja de laurel, picar 3 dientes de ajo, y mezclar con 1 cda. de orégano, 1 cdita. de pimentón dulce y 1 cdita. de ají molido. Agregar 100 ml de aceite, 50 ml de salsa de soja, 20 ml de vinagre de vino y mezclar bien. Dejar reposar durante 2 h, como mínimo, en la heladera. Con esta mezcla se puede untar el pollo u otras carnes antes y durante la cocción.
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Agridulce
La salsa agridulce se trata de un epónimo que se refiere a diversos tipos de salsas que mezclan los sabores ácido y dulce. Se asocia, mayoritariamente, a la cocina china, lugar en el que fue inventada, pero puede encontrarse, igualmente, como ingrediente en diversas cocinas americanas y europeas, como la salsa agridulce de miel y mostaza, y las que incluyan frutas, como ciruelas, piñas o duraznos, que se usan como acompañamiento de platos salados.
Agridulce china
Es un tipo de salsa tradicional de la cocina oriental, empleada hace muchos siglos y que hoy en día se utiliza en cualquier gastronomía. También, la encontramos ya preparada en los mercados, ya que se utiliza cada vez más en las cocinas del mundo. Son muchos los platos que podemos acompañar con esta, sobre todo los típicos que se suelen servir en restaurantes chinos, como arroces, carnes, frituras, entre otras preparaciones.
La receta: en una olla no muy grande, echar 150 ml de vinagre de arroz, 175 ml de agua, 60 ml de salsa de soja, 25 g de kétchup y 175 g de azúcar, y calentar a fuego medio, removiendo para que se vayan mezclando todos los ingredientes. Una vez que empiece a tener buena temperatura, agregar 25 g de maicena y remover bien hasta que se integre con el resto de la salsa, para que no queden grumos. Mantener siempre a fuego medio hasta que empiece a hervir la salsa, ya que no debe hervir rápidamente, y no dejar de remover, para que no se pegue al fondo de la olla ni se formen grumos. Si queremos preparar una salsa agridulce un poco más densa, agregar un poco más de maicena para que espese más. Finalmente, probar por si se quiere rectificar el punto a algún ingrediente hasta dejarla con el sabor deseado. Una vez que esté totalmente lista, retirarla del fuego y dejar que se enfríe. Cuando esté a temperatura ambiente, servir o, si lo prefiere, también puede emplearla en caliente. La salsa que sobre la podemos conservar en un frasco cerrado en la heladera y mantenerla durante varios días sin problema.