Este café efímero de aspecto futurista abre con ocasión del “Dream & Dare Festival”, celebrado por el 60º aniversario de la universidad.
Dotado con una pinza similar a una mano humana, “la herramienta más funcional para las tareas cotidianas”, este robot es capaz de volar en interiores, gracias a unos captores, pequeñas hélices y una batería, contrariamente a los drones exteriores, que funcionan con GPS.
Este “animal doméstico adiestrado”, enteramente recubierto de una carcasa, es “inteligente, está impaciente por aprender y listo para jugar”, según sus desarrolladores.
Con un coste de producción de 2.240 dólares por pieza financiados por la universidad, inversores privados y un sistema de financiación participativo, estos minihelicópteros (seis, por el momento) son el fruto de nueve meses de trabajo de 20 estudiantes voluntarios de distintas facultades, de los cuales la mayoría han interrumpido sus estudios durante un año para dedicarse en exclusiva al proyecto.
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“Este nuevo tipo de dron podría acompañarnos en la vida diaria y ser una herramienta muy útil para la especie humana. Nosotros lo vemos como el próximo teléfono móvil que cada uno puede programar como lo desee”, precisa la responsable del proyecto.
En una mera aproximación de lo que podría ser el futuro, estos robots podrían utilizar un extinguidor en caso de incendio, detectar intrusos o responder a todo tipo de órdenes. El “dron café” será, igualmente, una ocasión para los investigadores de conocer la opinión de los potenciales usuarios.
“Estamos convencidos de que un día los drones domésticos formarán parte de la sociedad. Un dron podría ser un amigo”, aseguran los creadores.
