Después de un recorrido veloz para admirar las piezas de arte expuestas en la Manzana de la Rivera, nos acomodamos en una de las mesas dispuestas en Casa Clari, tan alejadas de la música como era posible, puesto que con el asomo de la noche los sonidos ya inundaban el ambiente. Arami Ullón no tardó en hablar sobre sí, sobre su corto viaje al Paraguay y de sus deseos de permanecer en el país un poco más. “Solo vine para promocionar mi último trabajo, que se estará viendo aquí recién el próximo año. Quisiera quedarme por más tiempo”, afirmó y se podía ver en sus ojos un sentimiento profundo de añoranza. Tras relatar sus largos años lejos de su gente, Arami sostuvo que su determinación de dejar definitivamente el Paraguay se dio a raíz de la acumulación de varios factores que le permitieron abrirse paso en el ambiente audiovisual. “Aunque uno nunca sabe, tal vez pueda volver en algún momento”, resaltó sin ocultar que, a pesar de la distancia que la separa de los suyos, su vida en Suiza, junto con su pareja de hace seis años, es plena y feliz. Arami nació en Asunción, en 1978, y a los 16 años ya incursionó en producción. Sus conocimientos –asegura ella– son empíricos y adquiridos con los años dedicados al cine, la literatura y el arte. Luego de realizar dos cortometrajes, hacer teatro y también lanzar un libro, Arami presenta ahora el documental El tiempo nublado, en el cual expone más que su vida personal.
Empezaste joven. ¿De qué parte tu interés hacia la cinematografía? No se trató de algo consciente ni que yo haya decidido, más bien se dio por casualidad y es por eso que siempre digo que el audiovisual en mi vida fue como un accidente. Asistí al casting de un programa de debate joven a fin de comprobar si funcionaría ante a las cámaras, pero una vez allí me paralicé. Finalmente, me dijeron: “Para la cámara no servís, pero tal vez, si te interesa, podrías ayudar a hacer producción”. Yo, sin saber muy bien qué era, acepté y comencé a aprender. A partir de ese programa surgieron otros. Pasé a trabajar en comerciales y producciones institucionales, pero siempre detrás de cámaras. A los 18 años dirigí mi primer cortometraje y, al año siguiente, realicé mi segundo corto. Posteriormente, ya no dirigí otro audiovisual hasta ahora, que lo hice para el documental El Tiempo Nublado. En rol de directora, ejecuté dos cortometrajes independientes: Ausencia de un nombre propio, en 1998, y Beckon, en 2000. También dirigí teatro y publiqué el libro Sobre abusos y otros parientes, que contiene historias cortas con la violencia de género como tema central del texto.
¿Decidiste abandonar el Paraguay por razones laborales? Fueron varios los motivos que se fueron entretejiendo y llegó un momento, para mí, en el que ya no eran aceptables las cosas que encontraba acá; ya no era lo que yo quería. Deseaba un lugar donde existiera menos amiguismo, un lugar donde las cosas ocurren por mérito y donde pudiera formarme en lo que me interesaba; especialmente en cinematografía, literatura, fotografía y artes escénicas. Aunque nunca tuve la oportunidad económica de pagarme una universidad del exterior, en otros países se tiene más acceso a la información y educación. Fui buscando un poco de eso, sobre todo de crecimiento. Quiero poder vivir del cine, y creo que poco a poco lo estoy logrando. Puedo decir que ya viví en muchos sitios del mundo; desde los 16 años ando viajando y volviendo al Paraguay, pero me marché definitivamente hace siete años, de los cuales llevo cuatro en Suiza.
¿Cómo surge la idea para este documental? Es totalmente personal, pero a partir de allí se translucen un montón de problemáticas familiares y sociales; por qué no, políticos también. El documental aún no se presentó en el Paraguay, pero se estrenó en festivales de Suiza, en los que obtuve el premio a mejor ópera prima en el Festival Internacional de Cine Visions du Réel. También participé en República Checa, Colombia y Argentina. Ahora estoy yendo a Canadá y Cuba, y esperamos seguir la ruta de festivales durante todo 2015. Esta vez, me tocó estar frente a las cámaras con mi mamá, mi papá, mi pareja y un amigo. Debido a una enfermedad de mi madre, me convertí en su cuidadora a los siete años y, desde ese momento, vivo con la preocupación de qué hacer con ella. Es por ello que El tiempo nublado surge de lo personal, por la experiencia que me tocó y me toca vivir, pues me preocupó siempre la situación de los adultos mayores.
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¿Cuándo se podrá ver en el Paraguay? Queremos estrenar entre mayo y junio de 2015, porque es una cuestión de bastante presupuesto; es muy caro y muy burocrático. Nosotros terminamos la financiación de la película con éxito, pero actualmente no contamos con fondos para el estreno. Ahora hemos recibido el apoyo del Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (Fondec), y también tenemos el compromiso por parte del Centro Cultural El Cabildo. Pero todavía necesitamos soportes empresariales del sector privado y otras instituciones del sector público para poder lograr el estreno en el Paraguay.
Desde afuera, ¿qué le falta al cine paraguayo para mejorar? El cine nunca va a ser fácil porque es una disciplina extremadamente compleja. Siempre hay procesos que seguir con sus respectivos costos. Puede ser que en algunos lugares existan más recursos que faciliten ciertos procesos, pero el cine seguirá siendo burocrático. Lo que queda claro es que en el Paraguay necesitamos una ley de cine, reglamentaciones; instituciones que convoquen a concursos y financien las producciones. Se está trabajando en ello, pero todavía no hay la suficiente conciencia para generar una industria y un ritmo de producciones capaz de mantenerse en movimiento ni de mantener la labor audiovisual de manera sostenida y constante.
Desde joven, a través del desarrollo de un talento natural e imaginación única para dar vida a sus ideas, Arami ha demostrado sobremanera que para triunfar solo son necesarios los sueños y las ganas de cumplirlos.
LA DIRECTORA
La formación de Arami es principalmente empírica. Pese a haber atravesado un entrenamiento técnico en cinematografía, en los Estados Unidos, luego de recibir una beca del Boston Film and Video Foundation, y cursar otros talleres y cursos aislados, asegura que su preparación audiovisual es consecuencia de su labor en el quehacer diario. Su experiencia en producción incluye videos musicales, programas de tevé, y comerciales para firmas productoras de Latinoamérica y Europa. Formó parte del equipo de producción de películas como El toque del oboe (Paraguay – Brasil, 1997), Miami Vice (Estados Unidos, 2006), y también fue productora de 18 cigarrillos y medio (Paraguay – México – España, 2011) y Palma Pictures (España).
Texto nadia.cano@abc.com.py
