El paso del tiempo

Ganó el Premio Nacional de Literatura 2017. Tal vez, el galardón habría tenido repercusión solo entre los escritores de no ser por la ola de protestas que causó la tardanza y el acto de entrega del premio, que debió ser de manos del titular del Ejecutivo.

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Todavía apabullada, según sus palabras, por todo lo que generó el galardón, Susy Delgado, Premio Nacional de Literatura 2017, nos recibió en su pequeña oficina. “Yo no esperaba completamente el premio”, agrega. Se enteró que ganó cuando uno de los integrantes del jurado, Enrique Marini, la llamó para comunicárselo. “Fue una sorpresa tremenda, ¡tremebunda! Y más aún con la avalancha de reacciones, mensajes de apoyo, felicitaciones”, revela. La escritora ni recordaba que su libro había sido enviado por su editor para concursar. 

En octubre, cuando se anunció que su poemario Yvytu yma, paradójicamente, una reflexión sobre el paso del tiempo, había ganado el premio, le habían dicho que la entrega se realizaría en noviembre. “Tanto fue así que preparé mi discurso”, señala. Pero pasaban los meses y el Ejecutivo no se manifestaba. “No me daban ninguna explicación”, expresa. Entonces, las reacciones no se hicieron esperar. Bastó que uno encendiera la cerilla del reclamo en las redes, para que todos se prendieran. Desde la Sociedad de Escritores del Paraguay hasta los diarios y publicaciones literarias. 

Cuando finalmente, tras cuatro meses de atraso, el lunes 19 de febrero, el jefe de Gabinete de la Presidencia de la República, Juan Carlos López Moreira, le entregó el premio en un acto privado y no como establece el artículo 8 de la ley n.° 1149/97 del Premio Nacional de Literatura y el de Ciencia, que el premio será entregado por el presidente de la República en la primera quincena de noviembre en la sede del Palacio de Gobierno en un acto público, las reacciones de repudio fueron aún peores, tanto que varios gremios de escritores se unieron para rendirle un homenaje público en la Plaza Uruguaya como reivindicación. 

Al respecto, Delgado opina que, realmente, el Premio Nacional de Literatura es lo más importante que existe en nuestro país para el cultivo de las letras. “En todas partes del mundo, este tipo de premio tiene su ritual, su ceremonia de entrega, dado que se supone que tiene su significado, porque así se está dimensionando el valor que tiene una cosa, para las autoridades en este caso, y si para ellos y el resto de la gente no lo tiene, considero que los escritores tenemos que darle su significado y cuidar el prestigio del premio”.

Delgado considera que tardaron en darle el premio porque entre sus prioridades no está la cultura y, dentro de ella, la literatura es la cenicienta, tal vez. “Al menos no es visible que esté entre las prioridades. Y ese es un tema que tenemos que asumir quienes tratamos de labrar este terreno y sí amamos la literatura. Debemos buscar canales de mayor desarrollo y dignificación de la labor del escritor”. 

Según la escritora, dejando de lado las circunstancias en las que le fue entregado, su premio ya fue el veredicto y la reacción de la gente. Ahí ya estaba el honor que concede este premio. “Pero tampoco se puede menospreciar el dinero, que para todo escritor de nuestro país es muy importante. Los escritores no vivimos de nuestros libros”. 

Asegura que haber ganado el galardón significa un honor y gran compromiso, porque para Delgado, sí tiene un gran significado. De infancia campesina, se crió con sus abuelos, modestos agricultores, en una pequeña compañía de Capiatá, “que en aquella época era campo”, y su lengua materna fue el guaraní. Hija de una docente, su madre, Elena, le enseñó el castellano. “Al ir a la escuela me alfabetizaron en castellano”, recuerda. En aquella época, el guaraní no se contemplaba en el currículo educativo. 

En la adolescencia empezó a escribir poemas y cuentitos en castellano. Todavía no era consciente de que podía pasar esas bellas palabras de su lengua materna también al papel. El proceso se dio poco a poco. Durante mucho tiempo escribió en castellano, incluso sin pensar en publicarlos en un libro. “No me imaginaba a mí misma como escritora, solo sentía necesidad de expresarme, y me gustaba mucho la poesía”, cuenta.

Delgado nunca estudió formalmente guaraní. Adquirió los libros que consideraba importantes para aprender por su cuenta los rudimentos de la escritura. “Aprendí sola. Tampoco estudié Letras ni Lingüística. Seguí la carrera de Periodismo y fui periodista muchos años”. Con el correr de los años, esa vocación que nació en la adolescencia se fue fortaleciendo. Publicó su primer libro a los 34 años. Ya tenía toneladas de cosas escritas. Se animó a publicar porque había recibido el apoyo de sus maestros. Si no, jamás se hubiera atrevido, porque era tremendamente tímida. “Todavía lo soy”, afirma.

También se desempeñó como docente. Por muchos años dictó talleres de poesía en el Juan de Salazar. Después se fue a trabajar en el interior. “Es otra experiencia, otro contexto. Fue maravilloso encontrar en el interior poetas populares talentosísimos, quienes no encuentran fácilmente los medios para desarrollar su vocación ni para difundir su trabajo”. En cuanto al guaraní, admite que se ha ido mejorando mucho en el terreno de nuestra lengua a partir de su reconocimiento como lengua oficial en 1992. A este logro siguió la Ley de Lenguas, en el 2010, que fue una lucha de casi dos décadas. “La conquista de esa ley fue la base para nuevos instrumentos importantes, como la Secretaría de Políticas Lingüísticas y la Academia de la Lengua Guaraní. Como miembro de la Academia, con todas esas herramientas, ya se puede ir trabajando mejor. Un marco legal es fundamental para abrir nuevos caminos”, señala. Finalmente, sobre el premio manifiesta que tiene que honrarlo y tratar de trabajar como nunca antes por la literatura de nuestro país. “Como vengo haciendo a mi manera desde mi adolescencia”.

Hoja de vida Nacida en 1949, Susy Delgado es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y cuenta con un posgrado en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció el periodismo en distintos medios de comunicación. En 1984 obtuvo mención de honor en el Concurso de Poesía organizado por Amigos del Arte y, en 1985, su obra fue seleccionada como finalista para el Primer Encuentro Hispanoamericano de Jóvenes creadores realizado ese año en Madrid. Escritora bilingüe, Delgado navega con maestría en las dos lenguas. Así, entre su producción poética en español, están Algún extraviado temblor (1986), Patio de los Duendes (1991), Sobre el beso del viento (1995), entre otras. En guaraní es autora de Tesarái Moyve y Tataypýpe (1992), obra finalista del concurso Premio Especial de Literaturas Indígenas de Casa de las Américas (Cuba, 1991). También escribió, en 1999, Ayvu Membyre (Hijo de aquel verbo), Antología primeriza (2001). En el 2002 publicó La sangre florecida, su primera novela; a esta le siguieron Las últimas hogueras (2003), Jevy ko’ê, Día del regreso (2008), y Yvytu yma, obra por la cual le hizo acreedora del Premio Nacional de Literatura. Varias de sus obras fueron traducidas al inglés, francés, portugués, entre otras.

El premio

La profesora Estela Appleyard de Acuña, la escritora Maybell Lebrón, el escritor y periodista Bernardo Neri Farina (presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay), Enrique Marini Palmieri y Julio Benegas fueron los integrantes del jurado que eligieron el poemario Yvytu yma, una reflexión sobre el paso del tiempo, entre las 69 obras de diferentes géneros que pretendían el galardón. Susy Delgado se hace acreedora del premio equivalente a 50 salarios mínimos legales (poco más de G. 100 millones), que está contemplado en el presupuesto de la Presidencia de la República.

Texto mpalacios@abc.com.py 

Fotos ABC Color/Celso Ríos/Roberto Zarza

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