Explorar la danza

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Primero fue la Escuela Nacional del Sodre de Montevideo, Uruguay, adonde fue Abel Rivarola a perfeccionar sus técnicas de danza. Ahora se prepara para el American Ballet de Nueva York, Estados Unidos, para continuar con su pasión.

Feliz y con muchas ilusiones, así se sentía Abel Rivarola mientras preparaba sus maletas para viajar a Nueva York, a participar de un curso intensivo en el American Ballet, una de las mejores escuelas del mundo, gracias a una media beca que obtuvo en una audición realizada en Posadas, Argentina. 

Abel tiene 21 años y es de Ñemby. Cuatro años atrás tuvo su primera participación en la danza, invitado por una compañera que necesitaba una pareja de baile. “Y ahí me quedé”, comenta el joven acerca de sus inicios. Desde entonces, Abel se metió de lleno en la danza, convirtiéndose en bailarín de clásico, jazz y contemporáneo. Enseña en la academia Ritmo y Danza, de Ñemby, y este año ingresó al Ballet Municipal. “Estoy haciendo clases ahí, a la mañana ensayo con el ballet para las presentaciones y a la tarde voy a Ritmo y Danza. Este año empecé con acondicionamiento físico y preparación física. Enseño a las más pequeñas”, refirió acerca de sus actividades.

Abel recuerda con nostalgia la experiencia que tuvo en Montevideo. “Lo vivido en Uruguay fue un momento mágico de mi vida, porque tenía clases todos los días. Estaba con personas excelentes”, rememora. El viaje le sirvió para conocer muchísima gente, entre profesores y bailarines, sobre todo haberse munido de técnicas en un ambiente muy bueno. “Todo el mundo se iba a aprender”, valora. También destaca la presentación que realizaron como finalización de curso. “Fue en uno de los escenarios más lindos que me tocó vivir. Parecía un cuento, porque no era un escenario común”, recuerda. Para Abel, el hecho de haber comenzado tarde en la danza lo hacía sentir menos, pero se dio cuenta de que trabajando persistentemente lo igualaba al resto del grupo. “Nunca descansar. Yo tenía clases de lunes a lunes. No tenía domingo ni feriado. Hacía clases particulares, con dos grupos, trataba de ponerme al nivel de todo el mundo. Era tanto una exigencia mía como de mis profesores. Iba exigiéndome cada día hasta llegar a lo que quise y hoy día lo estoy logrando”, asegura satisfecho. Abel tendrá dos intensas semanas de ballet en Nueva York, donde también se perfeccionará en jazz contemporáneo y danza moderna. “Además de las clases, hay presentaciones, entre seis a ocho, esencialmente de técnica clásica”, adelanta. Definitivamente, es la danza la profesión que elige Abel y toma como ejemplo a Diana Albrecht, la bailarina paraguaya que forma parte del Boston Ballet de Estados Unidos. “Mi objetivo es quedarme un tiempo fuera del país, para conocer y trabajar. Después volver. Me encantaría armar una compañía grande de danza clásica. Enseñar a pequeños y grandes”, desea el joven bailarín. “Quiero que sepan que todos los paraguayos tienen oportunidades. No hay que dejarse estar. Se tiene que trabajar y trabajar, siempre, en todo sentido, no solamente en la danza, sino en todos los ámbitos. Hay que trabajar y seguir adelante. Nunca conformarse”, es la consigna de Abel.

maponte@abc.com.py

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Fotos: Roberto Zarza