La elección de amar

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Encabeza la Secretaría de Turismo desde hace siete años. Cuenta con maestrías en Administración de Empresas, Turismo y Gestión Pública cursadas en el extranjero. Es la única mujer que se mantuvo en la cartera durante varios periodos presidenciales.

 Se define familiera, leal, sensible, amante de la naturaleza especialmente del verde, el agua, la luna, los atardeceres y la lluvia mansa. Acota que es bien terca.

Liz Rosanna Cramer Campos nació en Asunción, el 22 de junio de 1971. Estudió en el Perpetuo Socorro, Johnson School (Alabama, EE. UU.), Sagrados Corazones de Jesús y María, y en La Providencia. De niña jugaba con sus muñecas y le encantaba treparse a los árboles. En la adolescencia, su pasión eran el hándbol, la pintura y cuanta actividad se le cruzaba. Sus padres, César Rafael Cramer y Aura Beatriz Campos, y sus hermanos, Mónica, Guillermo y el desaparecido Édgar, son sus pilares.

Las marcas no condicionan su vestir. “Si me gusta como queda, ¡va!”. Su perfume es Code Luna, de Armani, y su película, Il Postino. Adora el arte y la lectura. Atesora cientos de libros entre sus favoritos, pero si debiera llevarse uno, elegiría El hombre en busca de sentido, de V. Frankl. Le fascina My way en la voz de Sinatra, y sigue a otros intérpretes como Pino Daniele y Vicentico. Cuantificar todos los viajes que hizo ameritaría un capítulo adicional. “Viajé desde niña y mucho. ¡Fui feliz en tantos lugares!”.

Obtuvo numerosos reconocimientos académicos, además de otros por su gestión. Confiesa que antes de esta entrevista no había dado respuestas a preguntas “tan fuertes”.

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¿Qué aprendió ejerciendo la función pública en estos años? Una es vulnerable y limitada; por más empeño y dedicación que se aplique, el éxito viene de la protección de Dios. Toca tragar sapos y es imposible dar el gusto a todos. Se hace lo máximo y el resto se deja en manos del Altísimo. Aprendí a separar el cargo de los afectos, nada es más importante.

¿Se intimidó algún hombre ante su presencia? Sí. Primero traté de generar confianza, luego lo enfrenté y le dije: “De corazón, no es mi intención opacarte. La prensa y los empresarios me conocen desde hace años, y es normal que se dirijan más a mí. Vos también lo vas a lograr. Ocupá tu espacio, yo no necesito más protagonismo, ahora te toca demostrar tu capacidad. Teneme confianza y voy a ser tu aliada, vas a ver”.

¿Cuál es la fórmula para posicionarse en una titularidad? Saber adónde se quiere llegar y meterle con todos los recursos disponibles. Si tus intenciones son sanas, el de arriba no falla. Aunque a veces uno se sienta derrotado y frustrado, después se entiende lo aprendido.

¿Está a gusto siendo soltera? Quiero aclarar que si alguien tiene la imagen mía como la de una mujer que dejó todo por su carrera y optó por no casarse hasta ahora para focalizarse en su éxito profesional, está más que equivocado. Perdí y gané, conocí la felicidad de amar y ser amada, al igual que conocí las decepciones, la vulnerabilidad, la soledad y el volver a creer, volver a apostar. Pasé por diversas etapas, pero logré la paz del alma y me siento una persona dichosa que entendió que no se es feliz siempre, sino que la vida está hecha de momentos felices.

¿Ve al matrimonio como un condicionante para ser afortunado? No considero que el estado civil determine la felicidad ni la infelicidad, pero sí creo firmemente en la enorme fuerza de las relaciones con significado, con base, con contenido. Amar es un privilegio y si la vida te regala la oportunidad de dar y recibir, pienso que es una de las mejores cosas que te pueden pasar.

¿Qué significa para usted la soledad? A veces es muy fecunda; ayuda a replantearse todo, a mirarse por dentro, a conocerse, a perdonarse y perdonar, a trabajar aquello que una vez escondimos bajo la alfombra. He pasado muchas veces por períodos de soledad muy fructíferos, ¡que me sirvieron tanto! No hubiera alcanzado la serenidad y madurez que siento ahora sin esas etapas de intenso viaje interior.

¿Está enamorada? Precisamente la soledad me convirtió en mejor persona porque tengo para dar, para complementar y hoy vuelvo a apostar. Eso me permitió valorar la lindísima relación que llevo ahora.

Estoy disfrutando de un premio porque a mi lado está un ser humano extraordinario, un tipazo. Es alguien a quien admiro como hombre y como ser humano. Estoy abierta a lo que esta existencia me depare, y de hecho vuelvo a creer porque me nace del alma y siento ganas de decir a la vida: ¡Gracias!

¿Alguna vez su familia le requirió formar un hogar con esposo e hijos? Mis padres han sido siempre muy simples y profundos en eso. Aprendí que un hogar se construye y defiende con un empeño cotidiano basado en el amor y el respeto, y que no es para nada fácil. Así que cualquier otro motivo, que no sea esa profunda convicción, es sinónimo de fracaso y dolor. Por tanto, de mi familia siempre recibí solo esa enseñanza y nunca me presionaron, al contrario. Sinceramente.

¿Notó esa presión por parte de la sociedad? Viví demasiados años fuera del país, entre los 19 y los 32 años, y donde estuve no existe la fuerte imposición social de acá. Al retornar y ocupar el cargo recién percibí esa presión por no cumplir con los cánones locales: en entrevistas, en cientos de invitaciones a eventos, a los que asistí sola o acompañada por algún amigo que no era mi novio ni mi esposo. Sé que en muchos casos hubiese sido más simple decir que era divorciada a que no me había casado. Mi respeto hacia la familia es tan alto que creo que esa apuesta debe ser hecha con gran convicción de ambos y con fe en el futuro. Con menos que eso, solo se asegura un fracaso.

Tener un hijo o adoptarlo, ¿por cuál optaría? Ambas. Son una bendición, sean biológicos o del corazón. Me encantaría vivir la experiencia de ser madre, pero creo que ser madre de verdad es un rol que se prueba a lo largo de la vida, y ahí manda el corazón. Me siento con capacidad de amar intensamente a un hijo, por la vía que Dios me lo conceda porque sabe que ¡lo quiero! Conformar una familia mía sólida, como la que tengo con mis padres, sería realmente un privilegio.

¿Idealizar el matrimonio es un error femenino? Sí, tal como hacer o aceptar cualquier cosa por tener un hombre al lado, ya sea por vulnerabilidad o para cumplir con los cánones. Hombres y mujeres por igual, a lo largo de la historia y en todas las culturas, han experimentado dolores enormes por cumplir con paradigmas.

¿Qué pensamiento le da fuerzas o la reconforta? “Al hombre se lo mide por las veces que se levantó, no por las que cayó”. “Serenidad y templanza en la tormenta, cuando pasa, se descubre el privilegio de volar”. Ambas las escuché de mi padre.

¿Dónde se ve dentro de 10 años? Con una familia sólida y un trabajo que me permita disfrutarla. Quiero calidad de vida y ya sé lo que es importante. En lo demás, ya me realicé y no tengo otras ambiciones mayores.

¿Qué espera de las futuras autoridades? Que rompan con el paradigma, y gestionen una agenda país en la que se consensúen y ejecuten, al menos, los grandes temas nacionales. Quiero un presidente que, a más de amar al Paraguay, cuente con capacidad de gestión y coraje para llevar adelante transformaciones de valor.

¿Qué consejo daría a su sucesor? Que, al dejarle la casa ordenada, una hoja de ruta acordada con el sector privado y en ejecución, sea hábil y la aproveche, que le quite partido, y que yo le ayudaré desde donde esté en cuanto necesite, simple y sencillamente porque también a mí convendrá que le vaya bien.

A Liz Cramer la enorgullece su familia, es su centro, su todo, y su mayor anhelo es gozar de una vida a cuyo final pueda mirar atrás y ver que tuvo sentido.

Laureada

Cramer es cum laude de la Florida International University. También logró el mismo grado en su maestría en Hotelería y Turismo, de la Scuola di Scienze Turistiche di Roma, Organización Mundial de Turismo. Es egresada con honores del posgrado en Economía del Turismo de la Universitá Bocconi, de Milán. Recibió premios como el de Destaque internacional, de Fecomercio-Senac, de Paraná, Brasil. Fue elegida Joven Sobresaliente por JCI Paraguay y nombrada Líder en Gestión Pública por la Universidad Americana, entre otros. Garantiza que sin educación muchas mujeres seguirán sometidas a la cultura machista. “Es sumamente difícil extirpar este mal en los estratos sociales en los que ellas no tienen acceso a educación e independencia laboral. En otros, con mayor acceso a oportunidades, ya se nota una evolución positiva”.

leticia.barrios@abc.com.py