“Al actuar me convierto en una nueva persona”

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“El teatro paraguayo va por buen camino; hay muchos talentos”, opina Javier Solís (17), un apasionado y dedicado al arte, quien asegura que la actuación lo trasforma en alguien diferente. Desea seguir interpretando obras en el futuro y consolidar sus proyectos con la música; destaca que el apoyo del público es importante para que las funciones teatrales sigan cosechando éxitos.

¿Cómo te iniciaste en el ámbito teatral? 

Empecé hace cinco años; participé en un taller de actuación que se realizó en la UAA (Universidad Autónoma de Asunción), dirigido por Natalia Sosa Jovellanos, luego me pidió que trabajara con ella en su compañía y firmé un contrato para participar en sus próximas obras.

¿Cuál fue la obra teatral con la que te sentiste más identificado?

Mi favorita fue Encerrados, porque debí encarnar a un hombre que padecía alzhéimer; casualmente era la misma enfermedad que tenía mi abuelo, por lo que me encariñé mucho con la obra y el personaje.

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¿Qué sentís cuando estás interpretando un papel?

Me convierto en una nueva persona, dejo que mi alma fluya y siento que entro en el cuerpo de otro, que entiendo su alegría y sufrimiento, para poder trasmitir al público una buena historia.

¿En qué estás ocupando tu tiempo ahora?

Trabajo en un proyecto televisivo y además en obras para beneficencia; estoy convocado a cuatro de ellas en este año, las que interpretaré a partir de este mes. También incursionar en la música forma parte de mis planes futuros.

¿Cómo ves la situación del teatro en el país?

El teatro paraguayo va por buen camino, siempre lo estuvo; hay muchos talentos, pero hace falta más apoyo de la gente para que se sigan destacando.

¿Cuál es la respuesta del público que asiste al teatro?

Depende del género de obra que interpretás; por ejemplo, si hacés comedia y la gente se ríe, es muy obvio que la respuesta es positiva; si es drama y hay un silencio, también es bueno puesto que el público está concentrado en la función. En ocasiones, las personas se identifican con la historia y luego se acercan a felicitarme. Gracias a Dios la gente es muy buena conmigo, aprecia lo que hago.

Por Gabriela Vera (17 años)