José descubrió que una de sus preferencias era la dramatización y fue a una escuela de teatro en Luque, su ciudad natal. “Comencé haciendo funciones infantiles y ahora estoy explorando nuevas facetas”, comenta el joven, quien hace cinco años se encuentra detrás del telón e intenta progresar en lo que está haciendo.
Aunque algunas caracterizaciones coinciden con el estilo del actor, a veces, uno debe formar y crear una persona ficticia. “Adaptarte a un personaje no es lo más fácil del mundo”, relata. También expresa que cuando un artista termina su papel, siente que logró su objetivo; aparte de estar satisfecho por el aplauso y respeto que recibe del público.
El sueño de “Josemi”, además de ser un actor, es estudiar pilotaje de avión y, a través de los beneficios que le brinda el teatro, logra pagar sus cursos en una academia, en la cual está hace un año. Aparte de aletear su imaginación para entrar en un personaje, podrá volar en aviones reales.
Lo que más le gusta es que, a través de la dramatización, puede llegar a encantar al público; a veces, tiene la oportunidad de compartir con la gente. “Los humildes son los que más valoran nuestro esfuerzo”, agrega. Además de hacer funciones en teatros, la compañía también va a escuelas para brindar entretenimiento escénico.
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“Cuando vas al teatro y apreciás una obra, te olvidás por un rato de tus problemas y entrás a un mundo diferente, lleno de magia; salís con una sonrisa y te liberás del estrés”, relata el joven. La actuación ayuda a que la gente se sienta bien consigo misma; es por eso que desea identificarse con el público e intenta dar lo mejor de sí.
Según el actor, en el Paraguay hay mucho potencial para el teatro e insta a los jóvenes a que se sumen a talleres para descubrir lo que les gusta. “En el país es difícil progresar en el arte, porque no se demuestra mucho interés por la cultura; sin embargo, debemos hacer lo que realmente nos apasiona sin tener miedo a ser juzgados”, finaliza.
Por José Peralta (18 años)