Cargando...
No es difícil ver a los adolescentes ayudando a los demás en sus respectivas comunidades. Organizaciones como Un techo para mi país, Corazones abiertos, Amnistía Internacional, entre otras, son los ejemplos de que las personas que practican la solidaridad promulgan la esperanza, el respeto, la amistad y alegría de servir al necesitado.
En muchos casos, los adolescentes que son voluntarios lo hacen por motivos espirituales, porque al adoptar una creencia religiosa, esta le enseña que la solidaridad hacia los demás es un deber y sinónimo de felicidad. Otros, por razones políticas, porque esto implica buscar el bien común y mejorar el país.
El joven tiene una inclinación natural hacia el altruismo, que es ocuparse del otro sin esperar nada a cambio y que eso lo vuelva feliz. No hace falta que seas parte de grandes organizaciones para hacer voluntariado; podés comenzar en tu barrio, el colegio o los sectores más necesitados, no importa en donde ni como ayudes.
Por Aristides Arámbulo (17 años)