La cortesía tomó el último vuelo a Plutón

“¡Ya voy vieja! ¿Qué pio querés?”. Cuando un joven le dice esto a su mamá, nos preguntamos: ¿adónde fueron los buenos modales? Quizás muy lejos, pues ahora un simple pedido para ayudar en algo o saludar al que llega es realizado de mala gana. Aunque debemos reconocer que algunos indicios de cortesía todavía rondan en ciertos individuos.

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Los “buenos días, señora mamá” o “pase usted, por favor”, definitivamente, siguen hospedados a más de siete millones de kilómetros del planeta Tierra. Muchos de los jóvenes y niños –a medida que los cambios bruscos avanzan– van aprendiendo nuevos vocablos que carecen de contenidos amplios que les sirva para un mejor relacionamiento con los amigos y familiares; entonces, no consideran necesario manifestar amabilidad y respeto.

Cualquier persona adopta los buenos modales, tanto para demostrar sutileza como sarcasmo a la hora de responder. Por un lado está la cortesía positiva, que las personas en un grupo comparten ideales o proyectos; por el otro existe la negativa que manifiesta distanciamiento utilizando “los modales” para expresar algo indirectamente: “si a usted no le importa” o “si no es demasiada molestia”.

La cortesía no es solo un comportamiento que denota delicadeza, sino también educación; es el uso práctico de las costumbres o normas de etiqueta –códigos para el buen aspecto–, fenómeno que evidencia la cultura de cada persona, por ejemplo para consensuar sobre algún tema y llegar a un acuerdo. En ocasiones, se cree que la amabilidad solo existe en la realeza o en las familias adineradas, sin embargo, no es así; ser cortés no discrimina el nivel social.

En otras palabras, la cortesía es el arte de saber negociar sutilmente con los demás, empleando un “discúlpeme, usted”, “con su permiso, me retiro”, para abstenerse a los insultos entrometidos, sin necesidad de que estas palabras como “por favor” tengan que ir a vacacionar a sitios donde nadie las utilizaría. Recordá decir siempre: “Buenos días”, “buenas noches”, “buenas tardes”, “no volverá a suceder”, “muy amable”, “cuando guste”.

Por Desirée Esquivel (18 años)

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