La deco de Asunción: en vez de flores, basuras

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Quizás alguna vez viste a tu amigo tirando botellitas o vasitos de plástico a la calle y si le reprochaste por eso, él te respondió: “¡Mba’épio la tanto, todo el mundo hace lo mismo!”. Esta es la frase que usa la mayoría de las personas para justificar su acción y cuya consecuencia, que nuestras calles estén “decoradas” con desechos en vez de flores, no es novedad. ¿Cuándo vamos a acostumbrarnos a poner la basura en su lugar?

Una excusa que se suele dar por arrojar bolsitas, botellitas, envoltorios y otros residuos en la vía pública es que no hay basureros, lo cual no es cierto; están, pero de todas maneras se encuentran vacíos porque no tenemos la costumbre de utilizarlos. Pero en el caso de que no encontráramos un tacho de inmediato, no guardamos la basura hasta encontrar uno, sino que hacemos lo más fácil: dejarla caer mientras caminamos.

Si un día te fijás, caerás en la cuenta de lo sucia que es nuestra ciudad y lo primero que te puede  venir a la mente es que las municipalidades tienen toda la culpa. Aunque esto podría ser verdad, no lo es del todo, porque también es nuestra responsabilidad mantener limpia nuestra capital.

Pero para poder erradicar la basura y las enfermedades que como consecuencia se propagan, debemos trabajar todos juntos.

La palabra reciclar no está en nuestro vocabulario y es la que debemos aprender y poner en práctica, ya que solo Asunción genera 800 toneladas de desperdicios por día, pero el 85 % de estos es reutilizable; lastimosamente, no nos interesamos ni siquiera en saber cuáles son los grupos en los que podemos clasificar lo que desechamos.

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La quema de basura es otro problema muy serio porque, además de dañar el medioambiente, causa trastornos respiratorios en muchas personas. La ordenanza municipal de la capital n.º 190/05 establece una multa que va desde G. 54.000 hasta G. 540.000 para esta infracción. Así que denunciar a tu vecino por destruir nuestro entorno es tu deber.

Que se nos califique de puercos va a seguir siendo algo usual si no cambiamos nuestra manera de actuar; no seamos tan egoístas y pensemos también en el bien de los demás.

Por Analía Almada (19 años)