La mirada interna de “El tiempo nublado”

Este artículo tiene 11 años de antigüedad
/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2394

La cineasta paraguaya Aramí Ullón habla de “El tiempo nublado”, ópera prima en la que retrata a su madre y que estrena este mes en Suiza.

En una búsqueda interna sobre infancias interrumpidas, vejez y abandono, la cineasta Aramí Ullón concibió El tiempo nublado, ópera prima en la que abre las puertas de su hogar para retratar la enfermedad que padece su madre.

Antes de su estreno en Paraguay –previsto para noviembre de este año–, el documental se estrenará el 28 de abril próximo, en el Festival Internacional de Cine “Visions du Réel”, en Suiza.

Ullón presenta a su obra como un documental necesario que llegó a su vida como parte de un proceso de maduración. “Creo que fue un momento necesario. El acto de escribir da un cierto orden al propio universo, que ayuda a esclarecer, aunque ese orden sea, finalmente, ficticio”, comenta.

-¿Cómo empezaste a embarcarte en el proyecto?

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

-No hay un momento específico. Más bien creo que es un proyecto en el que estuve embarcada desde siempre. Hace tiempo que vengo escribiendo sobre infancias interrumpidas, sobre vejez y abandono, sobre padres e hijos. Creo que simplemente el proceso llegó a una cierta maduración.

-¿Cuál fue la opinión de tu madre y de tu entorno inmediato sobre la realización?

-Creo que tanto mi madre como mi entorno inmediato estaban de acuerdo con la necesidad de tratar estos temas, no solo en mi caso, sino porque son realidades que afectan a muchas personas.

-¿No tuviste miedo, en algún momento, de exponerte o exponerla demasiado?

-Claro. Pero ese es un riesgo presente en el documental en general, no solo en este caso. Sin embargo, puedo decir que se ha cuidado ese aspecto logrando un resultado muy equilibrado. Pero quien finalmente lo definirá será el público.

-¿Sentís que el vínculo con tu madre o tu entorno se incrementó durante el proceso?

-Sí. Indudablemente. Fue un proceso enriquecedor que afianzó lazos, descubrió otros y creó nuevos. Una de mis intenciones al iniciar este proceso era poder ver esta historia desde otro lugar, y así fue. Al mirar desde otro lugar necesariamente se ven otras cosas. Es tan obvio que tendemos a olvidarlo. Y es algo que deberíamos hacer con más frecuencia.

-¿Qué tiempo demandó la preproducción, filmación y posproducción del documental?

-El proceso de desarrollo y preproducción llevó aproximadamente un año y medio. El rodaje se realizó en 10 semanas consecutivas y la postproducción se extendió por un año.

Es importante resaltar que los procesos de desarrollo y preproducción, tanto como el de postproducción fueron relativamente prolongados, porque fueron realizados al mismo tiempo que la captación de fondos para llevarlos a cabo.

-Trabajaste en distintas producciones cinematográficas de ficción, pero te iniciás como directora en el lenguaje documental. ¿Cómo se produjo ese descubrimiento?

-Honestamente, no tengo ni idea. Solo puedo decir por el momento no estoy dispuesta a intentar controlar todo (aunque la creencia de que en la ficción se tiene todo bajo control, es también falsa). Quiero dejar espacio a ese cierto lugar sobre el cual no puedo influir demasiado.

-El filme se estrena este mes en el Festival Internacional de Cine “Visions du Réel” (Suiza), donde compite como mejor ópera prima. ¿Cómo te preparás para el estreno?

-No me preparo. No hay forma de que me prepare. Lo que vaya a ocurrir allí, escapa absolutamente a mi control y estoy contenta por eso. Es tiempo de que la película pase a ser de la audiencia y que yo tenga ya poco que decir. Pero, sí, voy a estar allí expectante cuando eso pase.