Benjamina, la electricista

Desde los 7 años, Benjamina Acosta (28) esperaba que su mamá fuera a la despensa para manipular todos los tomacorrientes de la casa, conectar y desconectar cables. Afortunadamente, nunca sufrió ningún accidente, pero descubrió su pasión: la electricidad.

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Con frecuencia, más de uno necesita un nuevo sistema de cableado en la casa, o quizás, instalar más luces en algunos ambientes del hogar. Cuando la parte eléctrica es el problema, indefectiblemente requerís de un buen profesional electricista.

Es normal que, en busca de un servicio de calidad, pidas un par de recomendaciones a tus amigos. Entonces, uno de ellos te pasará el contacto de un técnico al que conoce, y lo llamarás.

Coordinarán la fecha de la visita, y ese día, estarás esperando que toque tu puerta. Ahora, la pregunta es ¿cuál sería tu reacción si, al abrir, te encontrás con una chica?.

La profesión del técnico en electricidad ha sido exclusiva para hombres por tanto tiempo, que directamente asumimos que el instalador que realizará el trabajo que solicitamos será un varón. Incluso, a muchos les cuesta creer que una mujer se dedique este oficio.

Sin embargo, lo cierto es que no existe ningún impedimento para que las damas ejerzan esta profesión, y los nuevos tiempos, sumados a la necesidad de trabajo, hacen que cada vez más mujeres en el mundo busquen abrirse camino en los más variados rubros.

La idea del trabajo “solo para hombres” quedó atrás. Las jefas de familia, que fungen, en muchos casos, de padre y madre para sus hijos, necesitan ganarse el sustento diario, y cualquier trabajo es válido.

Pero, la elección de dedicarse al rubro de la electricidad no pasa exclusivamente por la obligación de trabajar en “lo que sea”.

Muchas son las personas que se sienten apasionadas por este trabajo. Es el caso de Benjamina Acosta, una joven oriunda de Capiatá que, desde niña, aguardaba que su mamá fuera a la despensa para, a escondidas, manipular la electricidad de su casa. “Tocaba todos los tomacorrientes, enchufes, desconectaba, arreglaba, desarmaba… tuve suerte de que no me corrió nada”, recuerda Benjamina entre risas.

Los años pasaron, estudió electricidad en el Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP) y hoy, cumple labores en el departamento de Servicios Generales del Ministerio Público.

Conocimos su historia por casualidad, y fuimos hasta su lugar de trabajo – La Fiscalía – a conocerla mejor. Benjamina nos recibió en “plena faena”: unos fluorescentes habían dejado de funcionar en el salón auditorio y debía cambiarlos urgentemente, antes de la próxima actividad.

Cordial y bromista, se tomó un tiempo para charlar con nuestro equipo periodístico. Lo primero que nos contó fue que, si bien en su rubro “se conocen todos”, no conoce a otra chica que se dedique a la electricidad.

Benjamina tiene un nombre poco común. A ella le gusta, pero por alguna razón, sus compañeros de trabajo – todos hombres – le buscaron un nombre alternativo y más breve: la llaman Jazmín. A ella no le molesta, solo sonríe y les sigue la corriente.

Trabaja en el Ministerio Público desde hace seis años. Los dos primeros años estuvo contratada, y hace cuatro, la nombraron. Eso la puso muy contenta, pues le brindó estabilidad laboral y tranquilidad para llevar el sustento a su familia.

No quiere hablar mucho de sus hijos, por una decisión familiar de no exponerlos, según nos explica. Solo se limita a decirnos que son “sus tesoros”. Lo que sí nos cuenta, y con una emoción especial en el rostro, es que está casada con Daniel Chilavert, también electricista. “Mi compañero de trabajo, de la vida, de todo. Mi gran amor”, dice, y vuelve a reír. Ella ríe todo el tiempo.

¿Cómo llegaste a trabajar al Ministerio Público?

-Conseguí el trabajo a través de un excompañero, que estudió con ella en el SNPP. No soy de querer pedir, pero me animé y le pregunté a un amigo si me podía ver un trabajo. Él solo me dijo “te voy a llevar a una obra, pero solo son seis meses de trabajo”. Vine y al final esos seis meses se convirtieron en seis años. Nunca pensé que el trabajo fuera en el Ministerio Público.

¿Tuviste que competir con otros electricistas para obtener el puesto?

-La verdad, no. Mi amigo me pidió el currículum y al jefe le llamó la atención que la postulante fuera una chica. Me mandó a llamar enseguida. Me dijo que me quería conocer ya mismo. Vine, me tomó mis datos, y me dijo “a partir de tal fecha comenzás a trabajar”. Me puse feliz.

¿A qué te dedicabas antes?

-Mientras estudiaba en el SNPP trabajaba como limpiadora en una empresa. Pero me gustaba la electricidad y poco después ya empecé a trabajar en algunas obritas. Ayudaba a los electricistas.

No recuerda exactamente cuántos años tenía cuando estudió en el SNPP, pero fue hace más o menos 10 años. Guiándonos por su edad, tenía solo 18 cuando comenzó a formarse en el oficio. Todos sus compañeros de clase eran hombres, y ya desde entonces le tocó escuchar un montón de comentarios machistas. Aunque no es agradable lo que le dicen, ella asegura que no le afectan en absoluto. “Yo no les hago caso, soy simplemente una compañera más y ya está”.

¿Cuál fue el momento más desagradable que tuviste que pasar?

-Algunos muchachos de mi clase eran muy machistas. Cuando estaba estudiando una materia que se llama rebobinados, unos compañeros le dijeron al profesor que iban a salir del grupo, porque no querían que una mujer hiciera el trabajo con ellos. Le dijeron al profesor que elija, si se quedaban ellos, o me quedaba yo en la clase, porque no iban a compartir conmigo. El docente les dijo: “Si es que quieren estudiar, se van a quedar, porque yo a ella no la voy a quitar. Quiere aprender y se queda en mi clase”. Pero no lo tengo como un recuerdo doloroso.

¿Cuál es el recuerdo más bello que tenés de esos primeros años de estudio?

-Me pasaron muchísimas cosas buenas. Demasiadas. Mi profesor me animaba mucho. Yo siempre lloraba cuando no entendía algunas materias, y él me tenía paciencia, me mostraba. Fue muy importante para mi formación, hasta ahora suelo llamarlo a preguntarle cosas. Se llama José Luis Cutier.

¿Es complicado el trabajo de un electricista?

La electricidad no es cualquier trabajo, tiene sus secretos. Pero yo nunca me limité, diciendo que yo no podía hacer tal o cual cosa. Así como los varones lo hacen, yo también puedo perfectamente.

Cuando llegamos a la Fiscalía a entrevistarla, Benjamina venía junto a nuestro equipo trayendo una enorme y pesada escalera para cambiar el fluorescente que se había descompuesto. Muchos son los compañeros que sienten la necesidad de ayudarla, pero ella solo sonríe amablemente y dice “no gracias, yo puedo sola, hago esto todos los días”.

Benjamina trabaja en el Ministerio Público de lunes a viernes, de 07.00 a 13.00. En su jornada, las tareas son variadas. Estar pendiente de que todo esté funcionando. Nunca le gusta quedarse sentada a esperar que le pidan que haga algo, nos cuenta que ella misma va oficina por oficina, a preguntar si todo está en condiciones.

Al salir de la Fiscalía, siempre hace lo posible por conseguirse alguna “changuita extra”. Un servicio en alguna casa particular, alguna reparación, lo que sea que le proporcione algún ingreso extra para llevar el pan a su casa. “Hay que laburar”, dice.

Si no tiene ningún trabajo extra, toma el bus de la línea 29 y va directamente a su casa, a cuidar a su hija menor, una bebé de un año cinco meses.

¿Se gana bien en electricidad?

-Sí, superbien. Además, el trabajo, para ella, no es pesado. Ya me entiendo con este oficio.

¿Te pasa mucho que las personas se sorprenden de que seas electricista?

-Sí, me pasa todo el tiempo. Hace poco, por ejemplo, fui a la casa de una compañera a hacer una reparación que me pidió, y el esposo me miró con cara de sorprendido. “¿No era un varón el que iba a venir?”, le preguntó (risas).

¿Cómo reaccionás cuando te hacen esos comentarios?

-Me río nomás. No me siente ni especial, ni disminuida. Yo solo quiero ser como normal, trabajar nomás.

Benjamina es muy querida por todos sus compañeros en la Fiscalía, sobre todo por su predisposición para hacer cualquier tipo de trabajo, aunque no sea específicamente del rubro de la electricidad. “Es una todoterreno”, nos dicen algunos funcionarios y nos cuentan que, cuando Benjamina estuvo embarazada de su hija menor, trabajó hasta los 8 meses y medio de embarazo, normalmente.

¿Seguías realizando todas las tareas cuando estabas por tener a tu bebé?

-Sí, hacía casi lo mismo, aunque algunas tareas un poco más livianas. No sentía ninguna molestia y, además, mi nena nació superbien, con 4.180 gramos.

¿Solés actualizarte en las nuevas tendencias de esta profesión?

-Sí, me gusta investigar en internet y aprender cosas nuevas. Todo se moderniza y hay nuevas formas de hacer el trabajo.

Siempre dicen que las mujeres son más prolijas con los detalles. Como electricista, ¿marcás la diferencia en ese aspecto?

-Sí, eso es muy cierto. Como mujer, mi trabajo es más estético. Por ejemplo, al ubicar un tomacorriente, por ejemplo, los clientes siempre me dicen que lo dejo todo más arreglado, más lindo. Por eso, dicen que prefieren que vaya yo. “Los varones tiran todo y lo dejan así”, me dicen.

¿Te gustaría dar un mensaje a las mujeres que desean superarse profesionalmente así como vos?

-Sí, quiero decir que las mujeres somos capaces de hacer todo lo que los varones hacen. Es solo que muchas veces el miedo nos ataja. Yo nunca dependí de un hombre, siempre fui completamente independiente económicamente. Pueden estudiar, trabajar, seguir adelante. Trabajen, y tengan su platita. Muchas veces dicen “no hay trabajo”. No es cierto, hay trabajo, y mucho, cuando uno quiere trabajar.

Unos 15 minutos de entrevista son suficientes para conocer a Benjamina, que además, tiene mucho trabajo pendiente y debe irse. Le da mucha timidez posar para nuestro fotógrafo, pero, al final lo hace. “Ya vas a ser famosa, Benja, mandanos saludos”, le bromean sus compañeros. Ella solo sonríe, toma su caja de herramientas y se dirige a cumplir con sus tareas.

 

estefanhy.ramirez@abc.com.py  - @estefhycantie / Imágenes: Diego Peralbo

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