Un lugar para los relojes eternos

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Una relojería con 70 años de servicio, atendido por su propietario original quien prácticamente pasó toda su vida en el lugar, sigue vigente en Asunción.

Varios locales emblemáticos de Asunción como ser sitios gastronómicos o farmacias siguen vigentes, pese al paso de los años. A ellos se les suma la relojería – joyería “La Hora Exacta”, propiedad de don Óscar Francisco Bernal Torres (81).

Don Bernal contó que su trabajo es un orgullo y que está a gusto con la labor que ejerce hasta ahora, pese al gran avance de la tecnología.

Contó que nació en 1932 en Caapucú y que 10 años después, junto a su familia, llegó a Asunción. Se ubicaron en las inmediaciones de la estación de tren y vendió leche y huevos para ayudar a sus parientes.

Un día de 1947 salió a recorrer las calles del centro de Asunción, en busca de un trabajo y llegó hasta la relojería “La Hora”. Allí lo contrataron como ordenanza, siendo su salario mensual de G. 10.

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Rememoró que aprendió el oficio de relojero observando a los trabajadores del lugar. En 1953 adquirió La Hora y el 8 de mayo de ese año inauguró “La Hora Exacta”. El negocio continuó en la estratégica calle Estrella, del centro de Asunción.

Precisó que vendían y reparaban relojes a cuerda y automáticos, hasta que más tarde aparecieron los cuarzos. “La Hora Exacta” formaba parte de las seis relojerías que había en las década de los 50 y 60.

En 1990 la relojería se mudó a su actual sede, sobre General Díaz casi 14 de Mayo, en uno de los locales de “Asunción Súper Centro”.

Con cierta nostalgia comentó que la gente dejó de comprar los relojes clásicos a cuerda y prefieren los baratos con un promedio de costo de G. 35 mil.

“Ahora todo ya es electrónico y en nuestra época no existía esas cosas, era automático”, refirió don Bernal.

Agregó que también en décadas pasadas reparó los llamativos relojes “cucú”. Asimismo vendió joyas de oro, pero dejó de hacerlo porque la gente prefiere los artículos de plata.

Don Bernal contó que la vida no le fue fácil, porque su papá era muy exigente. Siempre le ordenaba trabajar para colaborar con la familia. Esta enseñanza la transmitió a sus cinco hijos, de los cuales tres trabajaron con él en la relojería.

Precisó que en los primeros años de la joyería era soltero y vivía en el negocio, por lo cual trabajaba incluso durante la madrugada, debido a los múltiples pedidos que tenía.

Por su relojería pasaron varias personalidades, como el dictador Alfredo Stroessner (+), cuando aún no era presidente de Paraguay; el expresidente paraguayo Federico Chávez, así como varios ministros de la era dictatorial.

En sus tiempos libres le gustaba pasear en motocicleta, en especial en las desaparecidas de la marca “Vespa”. También fue piloto aficionado. En 1974, la directiva del popular club Cerro Porteño, le entregó el carnet de socio vitalicio. 

Su horario habitual de trabajo es de 7:30 a 18:00 de lunes a viernes, aunque la relojería está abierta hasta las 17:30. Dijo que duerme muy poco y que todos los días se levanta a las 5:30.

“La juventud tiene que trabajar, eso es lo mejor, trabajar y no ser farrista, no meterse en la droga”, aconsejó don Bernal. El producto de su trabajo es la formación de sus cinco hijos, uno de ellos el fiscal Christian Bernal y de 12 nietos.

La relojería sigue allí, en medio del intenso trajinar del centro de Asunción, a la espera de sus clientes.