Teleton 2016

El ´Power Ranger´ de Teletón

“Soy el más fuerte, como los Power Rangers”, decía Matias (8 años), mientras las terapeutas le realizaban una sesión de fisioterapia. Él acude a teletón desde hace 3 años y con ayuda de su hermana y su madre, sale adelante a pesar de las dificultades.

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Si Matias se pone nervioso, se asusta o tal vez le duele algo, cuando realiza sus ejercicios ayudado por las reponsables de Teletón lo único que lo tranquiliza es sostener la mano de su hermana Estefy, puesto que existe mucha afinidad entre ambos. Sin embargo, él es muy valeroso y fuerte, pues mientras realiza los ejercicios exclama que es “el más fuerte, como un súper héroe” y habla de la serie animada que más le gusta: Los Power Rangers.

Matias Miguel Ojeda tiene 8 años nació con solo seis meses de gestación, por lo que tuvo que quedarse tres meses en una incubadora. Al salir del Hospital, la madre recibió la noticia de que su bebé contaba con una parálisis cerebral. “Yo no sabía bien que era eso y recién cuando tenía un año y medio me dijeron que debía llevarle a Impro, recién ahí dimensioné su problema”, relató la señora Elena Samudio

Así, a los casi dos años, Matias inciaba el tratamiento en Impro. Sin embargo, según relatos de sus familiares, no mostraba mejoría. “Yo no veía ningún avance y nosotros mirabamos la Teletón en la tele cada año, como ayudaban a los niños. Entonces, a los 5 años decidimos probar si conseguiamos ingresar al programa”, cuenta Estefy, su hermana de 20 años.

El niño hoy ya tiene 8 años de vida y 3 siendo usuario de Teletón en el Centro de Rehabilitación de Asunción. Para acudir al Centro Integral de Rehabilitación en Asunción, su mamá y hermana deben llevarlo en dos colectivos, porque viven en Capiatá, y tienen que ir ambas porque una sola no puede cargarlo todo el camino. “Nos turnamos para alzarle porque ahora ya está muy pesado. Es mi hija la que más hace de todo por su hermanito, siempre le acomaña y le cuida acá en casa también”, manifiesta Elena.

Matias terminó el preescolar y este año debía cursar el primer grado. No obstante, perdió las ganas de ir a estudiar debido a la presión que recibía por parte de sus compañeros de clase. Él debía acudir en brazos de su hermana, pues aún no se sentaba solo. “Yo le llevaba y me quedaba con él todos los días, tenía que sentarle en mi regazo o le poníamos en un colchoncito, el problema es que él empezó a tener vergüenza porque los otros niños le preguntaban a cada rato cosas cómo: ¿Por qué viene con su hermana?, ¿Por qué él se acuesta ahí? O le atacaban a él. Algunos hasta se burlaban”, relata Estefy.

Debido a esas molestias, Mati perdió el ánimo de ir a la escuela y empezaba a quedarse cada vez menos horas. “Decía que era aburrido, que no quería ir upa. Pero yo sé que le hacía sentir incómodo como eran sus compañeritos, que por traviesos se burlaban un poco de él, se reían y eso. O le hablaban y no entendían las respuestas que él les daba, entonces Matias se ponía nervioso”, continúa su hermana.

Si bien contaban con el apoyo de la profe y el director del colegio, quienes les alentaban a que vuelva a ir a clases, dejaron de llevarle porque él ya "no se hallaba", hacía berrinches y no querían presionarle. No obstante, si su tratamiento sigue bien, ya pronto podrá sentarse en su silla de ruedas para asistir en ella a la escuela y, con la ayuda de su maestra, esperan superar las dificultades.

Ahora Matias está empezando a sentarse en un silloncito de su casa, con ayuda de los especialistas de Teletón, quienes llevaron un cinturón especial para sostenerlo. Gracias a sus tías, como él llama a sus terapeutas, ya tiene mucha más fuerza. “De hecho hasta demasiado a veces, porque para sus sesiones se pone duro y cuesta manejarlo”, menciona entre risas la mamá.

Ahora, luego de tres años de tratamiento en Teletón, Mati ya tiene mayor fuerza, es más alegre, sociable y, sobre todo, muy “ñe´engatu”, según su mamá, todo es gracias a la fundación Teletón. Si bien el camino que les queda por recorrer todavía es largo.

Algunos de los beneficios que le brinda la fundación y que resalta la mamá, es el asesorameinto que recibe por parte de los profesionales, no solo para seguir el tratamiento dentro del CRIT, sino también en la casa. Los terapeutas enseñan a los padres los ejercicos que debe realizar estando en su hogar, para que el proceso sea más eficaz. Las visitas a la vivienda familiar también son necesarias en algunas ocasiones, puesto que les enseñan cómo utilizar los recursos que ellos tienen para los ejercicios de Matias, a veces hasta una caja de zapatos puede servir.

La mamá agradeció toda la ayuda que recibe por parte de la fundación e instó a la gente a que aporte su granito de arena para que la gente más necesitada pueda seguir recibiendo todos los servicios que ofrecen. “Yo puedo hablar por lo que percibo, y veo la manera en la que invierten la plata, cómo es el Centro de Rehabilitación, cómo nos atienden los profesionales y puedo asegurar que el dinero está bien aprovechado”, afirmó la mujer.

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