El libro número 13 de la colección “El maravilloso mundo del cuento” está centrado en la obra de James Joyce (1882-1941), uno de los escritores más influyentes de la centuria anterior. Su influencia se hizo sentir en una apreciable cantidad de escritores célebres de ese tiempo.
Del magistral libro de Joyce titulado “Dublineses” se han seleccionado para este volumen seis de los mejores cuentos de James Joyce: “Una madre”, “Dos galanes”, “Duplicados”, “Efemérides en el comité”, “La pensión” y “Las hermanas”.
El mismo Joyce, en una carta a su editor respecto a “Dublineses”, señalaba que su intención era la de escribir un capítulo de la historia moral de su país y que había escogido Dublín como escenario porque esa ciudad le parecía “el centro de la parálisis”.
Estos cuentos presentados aquí reflejan cabalmente lo que Joyce tenía en mente a la hora de escribirlos: una obra que hablará de la ciudad y su gente, de la ciudad y sus circunstancias, de la ciudad y su historia presente. Es admirable la fuerza de la minuciosidad descriptiva de Joyce. Sin conocer Dublín, uno va internándose en sus callejuelas, en sus barrios, en sus cantinas, y va conociendo gente, costumbres, usanzas, deseos y una singular capacidad de los protagonistas de Joyce –todos ellos antihéroes– para sobrevivir en un medio hostil que obliga a aguzar los sentidos y los recursos. Los personajes, por lo general, sufren la parálisis de no poder avanzar más allá de sus deseos, porque hay una atmósfera social, económica, anímica que les impide avanzar más allá. .
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En el mundo de las letras se recuerda sobre todo a Joyce por su novela Ulises (1922), que en su aparente hermetismo marcó toda una nueva tendencia en la novelística y que abrió nuevas vías para la experimentación y la expresión en distintos planos narrativos y descriptivos. No pocos estudiosos señalan a Ulises como la mejor novela del siglo XX. Pero más allá de cualquier valor absoluto con que se etiquete esa obra, la novela aludida le dio a su autor la aureola de héroe de la literatura universal de todos los tiempos. A la vez, Ulises motivó una atención esmerada a las demás obras de Joyce.
En los cuentos de Joyce no se hallarán finales contundentes y explosivos, sino un discurrir lento, un retorno hacia el mismo comienzo de las cosas ante la dificultad de los personajes de romper el inmovilismo al que parecieran estar maniatados.