Los jóvenes, constituidos en la Fundación Piccolo America, revelaron hoy que han ofrecido la suma de 2,5 millones de euros a la inmobiliaria Progetto Uno, dueña de la sala y a la que impidieron demoler el cine y convertirlo en aparcamientos.
Asimismo se comprometen a hacerse cargo de la rehabilitación y la restauración de este emblemático cine abandonado, explican en un comunicado.
La oferta ha sido posible en primer lugar gracias a los beneficios obtenidos con el "Cine Troisi", que gestionan desde septiembre de 2021 y que el año pasado fue el que más espectadores recibió en todo el país, más de 60.000.
Pero los chicos del Piccolo America también han obtenido el apoyo de algunos empresarios del sector audiovisual que han ayudado a conseguir esta suma.
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"Hemos firmado un contrato con los socios inversores y enviado la oferta de 2,5 millones para comprar el Cine América a la Progetto Uno, que en 2002 había pagado por el inmueble 2,2 millones para intentar demolerlo y convertirlo en aparcamientos y apartamentos. Hemos ofrecido a los dueños más de lo que pagó", se lee en la nota.
La idea de los muchachos es construir una "Multisala difundida", es decir, una cadena de salas cinematográficas en su bastión, el barrio romano de Trastevere, de la que formarán parte el Troisi, el futuro Cine américa y otra pequeña sala de 70 butacas.
Si los dueños de esta sala emblemática aceptan la oferta, se creará una nueva compañía controlada en un 51 % por la Fundación Piccolo America y en un 49 % por sus socios inversores. En caso contrario, la misma suma se usará para restaurar otra instalación.
El pasado 15 de marzo el Consejo de Estado italiano bloqueó cualquier intento de demoler el "Cine América" al reconocer su valor como bien de interés cultural.
La sala había sido un punto de referencia en la vida social y cultural del barrio pero en 1999, tras un lento e inexorable declive, cerró sus puertas para siempre, una víctima más de la crisis que azotó -y azota- las salas italianas.
En 2002, el edificio fue comprado por "Progetto Uno" para construir apartamentos y un párking en el preciado centro romano, pero los muchachos se negaron y en 2012 lo ocuparon por completo.
Así comenzó una batalla legal que duraría una década y que acaba de zanjarse.
La obstinación de estos cinéfilos enseguida cautivó al mundo y logró el apoyo de figuras de la talla de Paolo Sorrentino, Bernardo Bertolucci, Ettore Scola, Roberto Benigni, Paolo Virzì, Wes Anderson, Martin Scorsese o Jim Jarmusch.
La ocupación del América tocó a su fin dos años después de su inicio, pero mientras enfrentaban la batalla por su salvación en los tribunales, los muchachos se encargaron de que los valores de aquella protesta no murieran.
De este modo decidieron sacar el cine a la calle: primero proyectando grandes clásicos en los muros de Roma y después con exitosas noches de cine al aire libre cada verano en tres plazas, desde la céntrica de San Cosimato hasta la periferia.
