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La alianza entre los estudios de animación Cartoon Saloon y Mélusine (de Irlanda y Luxemburgo, respectivamente) ha producido un par de filmes extraordinarios en la década pasada, desde la hipnótica y luminosa aventura marítima de La canción del mar hasta el desgarrador pero esperanzador drama bélico The Breadwinner. Ambos son filmes que, con todo el merecimiento, fueron ampliamente aplaudidos y galardonados en sus respectivos años.
La nueva película de Cartoon Saloon y Mélusine, Wolfwalkers, es quizá su mejor película hasta ahora.
El filme trascurre en en el Siglo XVII en Kilkenny, una ciudad amurallada bajo dominio de Inglaterra y rodeada de un frondoso bosque habitado por temibles lobos. En la ciudad vive Robyn (Honor Kneafsey), una niña inglesa que se mudó allí con su padre, un cazador al servicio del gobernador de la ciudad, un ambicioso fanático religioso.
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La necesidad de la ciudad de talar el bosque para instalar granjas tiene a la población en conflicto con los lobos, y en una de sus aventuras de extramuros Robyn acaba entrando en contacto con Mebh (Eva Whittaker), una “wolfwalker”, una niña capaz de convertirse en lobo mientras duerme, y ambas acaban entablando amistad y decidiendo trabajar juntas para hallar a la madre desaparecida de Mebh, para que los lobos puedan escapar a un lugar lejos del control del hombre.

En lo visual, Wolfwalkers es simplemente una de las películas más hermosas del año, un maravilloso mosaico de colores cálidos, en el que tanto los personajes como los entornos son impresionantemente expresivos y el nivel de atención al detalle es sobrecogedor, y cada segundo, cada cuadro – a pesar de que el filme se animó por medios digitales – evidencia el cuidado de algo hecho a mano, los trazos del “lápiz” digital y los bocetos visibles entre cuadros de animación.
La película retrata de forma visual el contraste entre el mundo natural y la urbanización humana. Kilkenny es una ruidosa conjunción de líneas rectas y ángulos agudos, y en ciertas tomas a la distancia se ve como un recuadro gris lleno de triángulos que representan los techos de las casas; sus habitantes, cuando se ven desde lejos, adquieren un aspecto que recuerda ligeramente a los retratos cubistas de Picasso.
Los movimientos de los soldados del Lord Protector de la ciudad son robóticos y pesados, y tanto los entornos como personajes se dibujan con líneas gruesas y nítidas, resultando en diseños que en muchos casos parecen haber salido de algún trabajo de Genndy Tartakovsky.

Por otro lado, el bosque es un entorno de líneas curvas y caleidoscopios acuarelados, por donde la manada de lobos que lidera Mebh se mueve con una fluidez casi líquida. El contraste incluso se hace evidente en los diseños de las dos protagonistas; Mebh es pura energía y libertad personificada en un diseño más circular en comparación con las líneas y ángulos de los que se conforma Robyn.
Elementos como la calidez de un claro a la luz del sol o la fescura húmeda de una cueva con un manantial son casi tangibles. La cantidad de tomas en el filme que son dignas de imprimir y encuadrar es enorme.
En su historia, aunque a grandes rasgos es bastante sencilla – Mebh quiere hallar a su madre y escapar, Robyn decide ayudarla –, los realizadores exploran varios tipos de relaciones invasivas; la presencia del gobierno inglés en la Irlanda subyugada, la expansión urbana de Kilkenny hacia los bosques, el choque entre el paganismo representado por Mebh y los “wolfwalkers” contra el cristianismo evangelizador del Lord Protector.

La conjunción entre el miedo a lo desconocido y la codicia naciente del deseo natural de expansión humana toca acordes similares a los de otra obra maestra del cine animado con conciencia ecologista, La princesa Mononoke de Hayao Miyazaki, y aunque la complejidad de aquél filme japonés de mayor, hay una madurez palpable en la historia más sencilla y accesible de esta producción europea.
Wolfwalkers es, con mucha diferencia, la mejor película animada del año, al menos entre las que han llegado a estas tierras y están disponibles por medios legales.
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WOLFWALKERS
Dirigida por Tomm Moore y Ross Stewart
Escrita por Will Collins
Producida por Tomm Moore, Stéphan Roelants, Nora Twomey y Paul Young
Edición por Darragh Byrne, Richie Cody y Darren T. Holmes
Banda sonora compuesta por Bruno Coulais
Elenco: Honor Kneafsey, Eva Whittaker, Sean Bean, Simon McBurney, Maria Doyle Kennedy, Tommy Tiernan, Jon Kenny, Nora Twomey
