BritRanchera, La de Roberto y el inicio de una etapa

Las agrupaciones locales BritRanchera y La de Roberto abrieron las persianas de una nueva etapa con un concierto en el que presentaron su primer repertorio.

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El encuentro tuvo lugar en La Cachamba, el local ubicado en Manuel Gondra y Mariscal López, en el antiguo taller de la Estación del Ferrocarril. La noche del domingo –que antecedía al feriado– sirvió para que la banda local BritRanchera y el proyecto solista de Roberto “Chirola” Ruiz Díaz, La de Roberto, presentaran en vivo sus primeras producciones.

Con una espontánea versatilidad musical, BritRanchera presentó el repertorio de su primer disco homónimo, con canciones capaces de fusionar géneros como el rockabilly, el charleston, el rock indie, la ranchera y el folk.

Mauricio Rodas (voz y guitarra), Julio Troche (guitarra y coros), Ricardo Oliveira (bajo y coros) y Fernando Peyrat (batería) pusieron en marcha su sonido más puro, aunque cierta distancia impidió una mayor conexión con el público.

La apuesta visual y la creación de una estética fue una constante en temas como Neptuno –primer corte de difusión– y Espunkglish, en el que los próceres de la Patria protagonizaban el soporte audiovisual proyectado en pantalla.

La propuesta está clara: con estribillos alegres –como el de Olas de asfalto– y el ritmo como estandarte, la invitación es el baile… y el cometido se cumple cuando el público deja por un momento sus asientos y acompaña al movimiento.

A 15 minutos de la 1:00, el vocalista de Kchiporros irrumpió al escenario junto a Mauricio Román (batería), Diego Mieres (teclado y coros), Daniel Barreto (guitarra) y Alejandro Morel (bajo y coros).

El proyecto solista y paralelo de Chirola debutaba la madrugada del lunes, acompañando el lanzamiento de Hemisferios, su primer disco.

Con visible emoción, el vocalista abrió el concierto con Días grises, y un público que –desde el mismo inicio– empezaba a responder. Por otra parte, la tecnología hizo jugar varias malas pasadas, a partir de problemas en el manejo del proyector.

El recorrido incluyó canciones inéditas de su reciente lanzamiento: temas como Nada más que hacer, Siempre a la deriva y Tengo que correr, con una versión de Juntos a la par –el clásico de Pappo– en medley.

Está claro que, en vivo, Ruiz Díaz no es el mejor cantante; sin embargo, defiende sus cualidades de frontman con carisma, espontaneidad y un despliegue de energía. Como cuando interpreta Hemisferios, tema que da nombre a su disco, y despierta en el público un magnetismo coral. O en Revolución, acompañado por Pedro Lerea, voz de Pipa para Tabaco, donde presenta un subtexto con destino de hit radial.

Algo similar ocurre cuando cierra el recital con En la punta de la lengua, tema que escribió para Kchiporros y que –según dijo– marcó una etapa en su carrera. En la ocasión, sus compañeros de ese grupo suben al escenario y lo acompañan en un final casi convertido en ritual, sincronizado con un público encendido y una atmósfera casi espiritual. No había dudas: era el inicio de una etapa en su vida y carrera.

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