Este miércoles 27 de mayo es el gran día, los 15 años de Deisy Jazmín Garcete Álcaraz, quien no pide fiesta ni nada por el estilo. Solo quiere un espacio cómodo, donde pueda descansar, ya que actualmente comparte pieza con sus hermanos en su casa ubicada en el barrio La Blanca de Ciudad del Este. Sus padres no están en condiciones económicas de costear los materiales de construcción, ya que la situación no es nada alentadora en estos tiempos de pandemia.
Pero, antes que nada vamos a retroceder en el tiempo para conocer un poco de la historia de Deisy y su familia. “Todo comenzó con un dolor de espalda”, recordó su madre Estefanía Álcaraz.
Un día la niña amaneció con molestias en la espalda y en la consulta pediátrica le dijeron que se trataba de una neumonía. Con los días los dolores bajaron a la pierna y como la situación no mejoraba viajaron hasta el departamento Central, al Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu, donde ya llegó sin poder caminar. “Nos derivaron a Clínicas de San Lorenzo. Ahí me dijeron ‘su hija se tiene que internar de urgencia’ y luego de algunos estudios me dieron la noticia de que ella tenía en tumor muy grande en el estómago y que ya hizo metástasis en la columna. Había que operar, caso contrario no volvería a caminar”, contó.
La cirugía salió bien, aunque eso recién empezaba porque luego siguió la quimioterapia durante un año. "Fueron situaciones muy difíciles, un año muy duro porque en ese proceso tuvo neumonía doble, infección hospitalaria, pero gracias a Dios la quimio achicó el tumor en el estómago y le pudieron operar. Todo volvió a salir bien". Tras la operación fueron otros seis meses de quimioterapia, tratamiento que concluyó con éxito.
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Deisy pudo volver a su casa y durante el periodo de un año llevó una vida normal, hasta que empezó a sufrir dolores cabeza y vómitos. En busca de un nuevo diagnóstico Estefanía y su hija volvieron al departamento Central, donde le dijeron lo que no quería escuchar, el tumor la volvía a aquejar, pero esta vez eran dos tumores, ambos en la cabeza.
“Se volvió a operar de urgencia en Clínicas, fueron 18 horas de cirugía muy riesgosa. Al terminar los doctores me dijeron ‘señora, no sabemos si su hija va a salir bien’. Solo un tumor le pudieron retirar”, refirió.
La niña entró en terapia intensiva durante un mes, con un pronóstico médico poco positivo. Las secuelas serían "o no va a poder caminar o no va a poder hablar", fue entonces que se presentó lo que califican como un milagro. De a poco Deisy empezaba a reaccionar, sin embargo se iban presentando otras complicaciones. "El tumor se pegó al hueso y le tuvieron que sacar ese huesito de la cabeza que era el que atajaba un líquido que producía el cerebro. Eso hizo que necesitara de una válvula, que costaría G. 18 millones. "¿De dónde yo iba a sacar esa plata? Gracias a una persona de buen corazón pudimos hacerle ese procedimiento", rememoró Estefanía.
Un nuevo “round” de quimios empezaba para hacer desaparecer el tumor que quedaba. “De eso salimos otra vez y regresamos a casa, pero en 10 meses más o menos volvió a recaer”.
En esta ocasión Deisy sentía que perdía la visión por una “bolita” que le apareció en una vena. Era otra vez la enfermedad. Nuevamente tenía que someterse a seis meses de quimio, aunque ya no sesiones fuertes. “Ella aguantó como una guerrera cinco meses y después me dijo ya no mamá, esto no es vida. Para ese entonces ya dejó de ver”. La enfermedad que ya estaba muy avanzada, otra vez pasó a la cabeza y el diagnóstico de los médicos fue: “ya no podemos hacer nada más”.
Como madre, Estefanía no se quedó con una sola versión y hace 6 meses recurrió a la Argentina y fueron hasta la ciudad de Posadas, con la esperanza de escuchar un diagnóstico positivo. Lamentablemente allí los profesionales le dijeron lo mismo.
La actitud de Deisy ante todas las advertencias es uno de los principales motores que mueve a su familia y amigos. “Saliendo de Posadas, ella me dijo, ‘mamá, yo quiero vivir, no quiero escuchar más otra cosa, yo tengo fe en Dios de que me voy a curar y sé que Él me va a hacer vivir. Ya no quiero hacerme la quimio, me quiero quedar en casa’, esas fueron sus palabras”.
Actualmente ella está en su casa y se medica con pastillas varias veces al día contra el dolor, si estas no surten efecto su madre le aplica morfina.
Deisy hace planes para el futuro y uno de ellos es la construcción de su anhelada pieza. No quiere fiesta porque dice que no podrá disfrutar como se debe por haber perdido la visión.

Hoy su único pedido es materiales de construcción, lo que ya consiguieron una parte. Su padre es obrero y él mismo se está encargando de la obra que ya empezó, aprovechando que se encuentra sin trabajo a causa del cierre de frontera.
Deysi es mayor de cuatro hermanos, de 12, 8 y 4 años. Estefanía la califica de campeona y asegura que la actitud de su hija le da fuerzas para seguir sin importar las adversidades. "Desde hace 7 años mi corazón está llorando, pero eso yo jamás le voy a mostrar a mi hija".
Los interesados en dar su grano de arena para concretar el sueño de Deisy pueden contactar con su madre, al (0983) 276131. “Yo no pido dinero, solo materiales para mi hija”, finalizó.
