Desde el 28 de octubre, en diez ocasiones se han disparado salvas de cohetes contra áreas donde se encuentran soldados y diplomáticos estadounidenses.
Los ataques nunca fueron reivindicados pero Estados Unidos acusa a las facciones proiraníes en Irak.
El lunes el jefe del Pentágono, Mark Esper, le manifestó al renunciante primer ministro iraquí, Adel Abdel Mahdi, su “preocupación” y éste replicó que temía una escalada.
“Abdel Mahdi pidió a todos que no escatimen esfuerzos para evitar una escalada que amenace a todas las partes”, se indicó en un comunicado.
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Bagdad teme “que una respuesta estadounidense a los disparos de los grupos proiraníes degenere en enfrentamientos en suelo iraquí”, dijo bajo condición del anonimato un alto funcionario iraquí a la AFP.
El gobierno saliente ha enfrentado revueltas callejeras sin precedentes, que han dejado más de 450 muertos, y Abdel Mahdi también pareció advertir a su sucesor.
"Si el gobierno o el Estado iraquí se tambalean, aumentará la escalada y el caos”, según el comunicado.
Los ataques a los intereses estadounidenses ya han causado lesiones y una muerte en las filas del ejército iraquí y daños materiales aledaños a la embajada dl país norteamericano.
El secretario de Estado Mike Pompeo había advertido el viernes a Irán que cualquier ataque suyo, o de cualquiera de sus aliados que cause daño a estadounidenses, a nuestros aliados o a nuestros intereses estará expuesto a una respuesta”.
El lunes Teherán respondió denunciando la tendencia de Estados Unidos a crear “enemigos imaginarios”.
“Cuando los políticos quieren deslindar (sus fallas), siempre crean un enemigo imaginario. Es la tradición estadounidense”, dijo el portavoz del gobierno Ali Rabii.