“Compartí con las partes propuestas revisadas de acuerdo sobre un alto el fuego nacional; medidas económicas y humanitarias para aliviar el sufrimiento de los yemeníes, crear confianza entre las partes y ayudar a Yemen a responder frente al COVID-19; y reanudar urgentemente el proceso político”, dijo en su cuenta de Twitter.
La alianza árabe liderada por Arabia Saudí, que interviene en el Yemen desde 2015 en favor del Gobierno reconocido internacionalmente, anunció el miércoles por la noche un cese el fuego unilateral, pero los rebeldes hutíes la han acusado de no respetarlo y el Ejecutivo ha hecho lo propio con el movimiento chií.
Para Griffiths, la necesidad de parar la guerra “inmediatamente” es ahora más “crucial” si cabe, tras el anuncio esta mañana de la detección del primer caso de coronavirus en uno de los países menos preparados del mundo para enfrentar una pandemia.
Por ello, pidió a las partes que acepten las propuestas de pacto a la mayor brevedad e inicien un proceso político que permita poner un fin definitivo al conflicto, mostrando así el “liderazgo” que la nación árabe precisa en este momento “crítico”.
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El alto el fuego de dos semanas, que entró en vigor ayer, fue decretado por la coalición árabe como medida para ayudar a lidiar con el coronavirus, pero tiene pocas trazas de ser respetado, con múltiples acusaciones de violación al mismo en las primeras 48 horas.
El pasado 25 de marzo se cumplieron cinco años del comienzo de la intervención militar de la alianza en Yemen y de la escalada de un conflicto iniciado el año anterior cuando los hutíes se levantaron en armas contra el Gobierno reconocido internacionalmente y tomaron la capital, Saná.
Yemen, un país donde alrededor del 80% de los 30 millones de habitantes necesitan ayuda humanitaria para poder satisfacer alguna de sus necesidades básicas, enfrenta la peor catástrofe humanitaria del planeta, según la ONU.