“Este nuevo centro va a colaborar y mucho en el combate contra las drogas”, dijo el mandatario en la ceremonia.
El nuevo centro de radares funcionará desde esta misma semana en el aeropuerto de Corumbá, en el estado de Mato Grosso do Sul y a 20 kilómetros de la frontera con Bolivia y a unos 250 kilómetros de los límites con Paraguay, por donde las autoridades de Brasil sostienen que transitan muchas de las drogas ilícitas consumidas en el país.
De hecho, en una operación realizada poco antes de la ceremonia y que incluyó allanamientos en otros 13 de los 27 estados del país, la Policía Federal desarticuló una banda del narcotráfico internacional y se incautó de numerosos bienes que incluyeron siete avionetas.
El nuevo sistema está equipado con un moderno conjunto de radares que incluye algunos especializados en el control de aeronaves que vuelan a baja altitud, como suele ocurrir con las utilizadas por grupos del narcotráfico o volcados a otras actividades ilegales.
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Los radares de vigilancia, de aplicación civil y militar, y tienen eficacia en un radio de unos 400 kilómetros, por lo que cubrirán prácticamente toda la zona limítrofe del estado de Mato Grosso do Sul.
Bolsonaro subrayó que esos equipamientos permitirán que las Fuerzas Armadas obtengan mejor información sobre movimientos de aparatos sospechosos, que por una legislación sancionada en 2004 pueden hasta ser abatidos en casos de resistencia a las autoridades.
Sin embargo, pidió prudencia a las autoridades militares en caso de tener que dar disparos de advertencia o incluso derribar a alguna aeronave sospechosa.
“Se trata de una responsabilidad enorme, porque dentro de esas aeronaves hay vidas y muchas veces son de personas inocentes”, dijo Bolsonaro en el acto, acompañado por autoridades y mandos militares.