La investigación, liderada por la Universidad de Standford, combina software de inteligencia artificial con un dispositivo interfaz cerebro-computador, un método ya utilizado por este mismo equipo en 2017, cuando personas tetrapléjicas llegaron a mover un cursor y hacer “clicks” en un ordenador al registrar las órdenes del cerebro.
Sin embargo, nadie, hasta ahora, había puesto el foco sobre la escritura a mano para explorar la posibilidad de llevar al “papel” las señales neuronales evocadas por el cerebro.
Se implantaron a una persona tetrapléjica, de 65 años, dos pequeños sensores, “del tamaño de una aspirina para bebés”, en la zona del cerebro que controla los brazos y las manos, permitiéndole, por ejemplo, mover un cursor en una pantalla con órdenes mentales lanzadas a su propia extremidad.
Cuando el sujeto pensaba que escribía sobre un bloc, con un lápiz -ambos imaginarios-, los sensores eran capaces de reconocer los patrones que generaba su cerebro con cada letra.
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De esta manera, logró copiar frases y contestar preguntas a un ritmo de 90 caracteres por minuto, una velocidad similar a la que una persona de su edad escribe con un teléfono móvil.