Así, la conocida como Cámara de los representantes se convirtió hoy en el sexto parlamento nacional que reconoce el genocidio tras seguir los pasos de Países Bajos –que fue el primer país en Europa-, Canadá, Lituania, República Checa y el Reino Unido.
A esta lista se suma Estados Unidos, donde la administración de Joe Biden acusó en marzo pasado a China de "genocidio" y "crímenes de lesa humanidad" contra los uigures y otras minorías musulmanas en Xinjiang en su informe anual sobre Derechos Humanos.
El texto, que logró el apoyo de todas las fuerzas políticas a excepción de los comunistas, condena "los crímenes de persecución y violaciones masivas de los derechos humanos que pueden constituir crímenes de lesa humanidad" contra los uigures e insta a la Unión Europea a tomar una posición “firme e inequívoca” sobre la situación de los derechos humanos en China.
“Estamos aquí reunidos para una votación histórica y para enviar un contundente mensaje a Pekín desde nuestro Parlamento: basta ya de atrocidades”, aseveró durante el debate parlamentario el autor del documento, el diputado belga y de los Verdes Samuel Cogolati, quien acusó a China de perpetrar “los peores crímenes contra la humanidad del siglo XXI".
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En una cámara medio vacía a causa de las restricciones del coronavirus, Cogolati alentó al resto de diputados a dar una respuesta “clara y unánime” contra las “atrocidades” perpetradas por el régimen de Xi Jinping contra la etnia uigur.
“Sí, (China) destruye la cultura, la lengua uigur, los lazos familiares. Sí, China está matando el corazón y el alma del pueblo uigur, y no solo es un genocidio cultural, también biológico”, espetó.
Amnistía Internacional y Human Rights Watch, entre otras asociaciones internacionales, han denunciado crímenes de lesa humanidad contra los uigures y otras minorías musulmanas en la región noroccidental de Sinkiang por parte de China, a la que acusan al mismo tiempo de llevar a cabo políticas generalizadas y sistemáticas de detención masiva y tortura y enviar a centenares de miles de personas a campos de internamiento.
Aunque no se dispone de datos oficiales, expertos de Naciones Unidas alertan de que hasta un millón de represaliados habrían sido encerrados en algunos de estos campos, con los que Pekín pretende "reeducar" a los uigures en la cultura china.
Sin embargo, la información disponible sobre lo que ocurre llega a cuentagotas por el hermetismo del país asiático y lo que se conoce hasta el momento ha sido gracias a investigaciones realizadas por medios de comunicación y ONG, y al testimonio de supervivientes.
Algunas de estas historias fueron relatadas directamente por sus protagonistas en el Parlamento nacional en unas audiencias previas a que la resolución fuera aprobada por la comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara belga, adonde varios de ellos regresaron este jueves para presenciar la votación de la resolución.
AMENAZAS DE CHINA
La propuesta, que también denuncia los tratados bilaterales de extradición entre Bélgica y China, no ha pasado desapercibida para el país asiático y ha tensado las relaciones entre este y el Estado europeo.
Tras su votación en la comisión de Exteriores, Pekín advirtió sobre el deterioro de las relaciones bilaterales entre ambos países y pidió a Bélgica que rectificara su error.
Además, acusó directamente a Samuel Cogolati de difundir “mentiras e informaciones falsas” y de causar “un grave daño a los intereses y la soberanía China.
El pasado mes de marzo, el Gobierno chino metió en su “lista roja” a varios políticos europeos como represalia por las sanciones que la Unión Europea impuso a Pekín por los supuestos abusos de derechos humanos en el trato a los uigures, entre los que se encontraba Cogotali, quien tiene vetada la entrada en el país.
