Los sondeos descartan cambios sustantivos en el mapa partidista portugués, aunque un desplome de votos precipitaría la crisis latente en la derecha.
El final de la campaña está marcado por la reciente decisión del Gobierno del socialista António Costa de levantar el grueso de las restricciones impuestas por la pandemia ante el progreso de la vacunación -con el 85 % de la población inmunizada- y la caída en los contagios.
Una decisión esperada y polémica. Celebrada por el sector turístico y la hostelería y criticada por la oposición, que aprecia tintes electoralistas en el anuncio.
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EL DESAFÍO DE LA DERECHA
Pese al alivio pospandémico, el fantasma de la abstención -que en 2017 llegó al 45 %- planea sobre estos comicios, en los que están convocados a votar 9,3 millones de electores para renovar 308 ayuntamientos.
En conjunto, una veintena de partidos compiten en esta convocatoria que, según las últimas encuestas, ganará la izquierda con alrededor del 50 % de votos -socialistas en cabeza, con casi un 35 %-, diez puntos sobre los conservadores.
Unos resultados influidos por la división de la derecha y la crisis del Partido Social Demócrata (PSD), principal fuerza de la oposición, bajo el liderazgo de Rui Rio.
Acosado por las críticas, el propio Rio ha admitido que si el resultado fuera "igual o peor" que en 2017 -el mayor batacazo del partido- se cuestionará su continuidad. Aunque no es la primera vez que se agitan las aguas en el PSD y la crisis se queda en nada.
En la mira del PSD, alianzas con el CDS y el ultraderechista Chega comandado por André Ventura, que se estrenó en 2019 y fue el tercer candidato más votado en las presidenciales de enero, arrebatando votos en tradicionales graneros de la izquierda, como el Alentejo.
La derecha da por perdidas las dos grandes ciudades del país: Lisboa y Oporto.
En la capital, el socialista Fernando Medina parte como claro favorito para renovar la alcaldía pese al rosario de asignaturas pendientes que arrastra su gestión. Hasta siete puntos de ventaja le conceden los sondeos frente al excomisario europeo Carlos Moedas.
En Oporto, el actual alcalde, el independiente Rui Moreira, parte con una holgada ventaja en los sondeos.
CORBATAS ELECTORALES
António Costa, uno de los dirigentes más activos en la campaña, estrenaba la campaña con el desafío de no cruzar la línea roja que separa su papel como líder socialista de su responsabilidad como primer ministro. Según la oposición, no lo ha conseguido.
Los comentarios de Costa en mítines sobre el impacto del "bazuca" que supondrán los fondos europeos derivaron en denuncias desestimadas por la Comisión Nacional Electoral que, sin embargo, ha recordado al primer ministro su "deber de neutralidad".
En su respuesta a la carga de la oposición, Costa ha sido muy gráfico: "Tengo un truco para no confundir en los actos. O estoy con corbata (como primer ministro) o estoy sin corbata (líder socialista)".
