El indicador, que excluye los precios de los alimentos por su alta volatilidad, aumentó un 0,2 % con respecto a abril, según los datos publicados este viernes por el Ministerio del Interior.
La subida de mayo se produce tras un alza idéntica del 2,1 % interanual en abril, mes en el que la subida de precios superó la barrera de los dos puntos porcentuales tras siete años, y un ritmo que constata la actual presión inflacionaria por el encarecimiento de la energía, los combustibles y otras materias primas.
La subida de los precios energéticos, del 17,1 % interanual, fue el factor que más contribuyó al encarecimiento del IPC en el quinto mes de 2022, mientras que el coste de la electricidad, el gas y otros combustibles se encareció un 14,4 % respecto al año previo.
En concreto, el precio de la electricidad subió el mes pasado un 18,6 %, el del gas un 17 % y el de otros combustibles, un 25,1 %.
El banco central japonés puso en marcha en 2013 un amplio programa de ultraflexibilización monetaria para situar la inflación en el 2 %, aunque este objetivo se fue retrasado sucesivamente.
El BoJ, que ya señaló que la inflación podría dispararse hasta su meta, opta por el momento por mantener su política monetaria, contraria a la de otros bancos centrales como el estadounidense o el europeo (que han empezado a subir tipos de interés), alegando que la subida de precios es producto de la coyuntura geopolítica.
La guerra ruso-ucraniana ha provocado un encarecimiento de las importaciones de energía y otros materiales y la pandemia de covid-19 sigue causando estragos en las cadenas de suministro.
En este contexto, la entidad nipona considera que la subida de precios actual no responde a un ritmo de aumentos salariales a nivel nacional que pueda sustentar la demanda interna, todavía frágil, y que mantenga la inflación de manera estable y sostenible, por lo que se muestra reticente a actualizar sus medidas.