Portugal reforma su sanidad pública en plena crisis sin convencer al sector

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Paula FernándezLisboa, 10 sep (EFE).- Tras una pandemia que puso en jaque al sistema sanitario y una crisis por falta de recursos que obligó a cerrar urgencias en numerosos hospitales este verano, Portugal releva a su titular de Sanidad y lanza una reforma del Servicio Nacional de Salud (SNS) que no convence al sector.

Las bases del nuevo estatuto del SNS fueron aprobadas esta semana por el Gobierno, en plena transición en la cartera, después de que la ministra de Sanidad, Marta Temido, dimitiera a finales de agosto tras un verano marcado por la crisis de las urgencias.

Desgastada por la pandemia, los problemas de la sanidad pública quedaron al descubierto este verano y la polémica por las muertes de un bebé y una embarazada derivó en la dimisión de Temido, sustituida por el eurodiputado socialista Manuel Pizarro, un especialista en medicina interna de 58 años que fue secretario de Estado de Salud entre 2008 y 2011 y que asumirá hoy el cargo.

Pizarro será el encargado de aplicar el nuevo estatuto, que en palabras del primer ministro, el socialista António Costa, constituye la "gran reforma" de la sanidad pública en Portugal.

El estatuto sustituye al que está en vigor desde 1993 y tiene como eje central la creación de una dirección ejecutiva que coordine toda la prestación de servicios de la red pública.

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Además, aumenta la autonomía de los centros de salud, también a la hora de contratar recursos humanos, y crea un régimen de dedicación plena para intentar atraer más sanitarios al SNS, que será voluntario y empezará a aplicarse entre los médicos.

ESCEPTICISMO ENTRE LOS SANITARIOS

Pero la propuesta ha sido recibida con escepticismo entre los profesionales del sector.

"Los pacientes no pueden esperar gran cosa del nuevo estatuto", dijo a EFE el presidente del Colegio de Médicos luso, Miguel Guimarães, que aseguró que los grandes problemas son la falta de capital humano y el anticuado modelo de gestión, burocrático y poco flexible.

La falta de personal quedó patente este verano, cuando muchos hospitales tuvieron que cerrar sus urgencias de obstetricia durante días porque no había médicos suficientes para cubrir los turnos.

Un problema que afecta a todas las especialidades, según Guimarães, que explica que las condiciones de la sanidad pública no atraen a los sanitarios portugueses: "Nunca salieron tantos médicos del SNS hacia el sector privado o el extranjero".

Aunque el Gobierno confía en que el anunciado régimen de dedicación plena ayude a paliar la escasez de médicos, las condiciones que ofrecerá este programa, como recuerdan los sanitarios, todavía no se han divulgado.

"Es necesario dar más capacidad de respuesta al SNS y salvarlo", insistió Guimarães, que pidió mejoras en las carreras para los sanitarios, más acceso a investigación y flexibilidad horaria, así como un modelo de gestión más flexible -que no tiene que pasar obligatoriamente por una dirección ejecutiva- y más financiación.

"Aunque tengamos una dirección ejecutiva que coordine mejor los hospitales y centros de salud, sin financiación necesaria y herramientas de gestión no se va a conseguir un milagro", concuerda en declaraciones a EFE el presidente de la Asociación Portuguesa de Administradores de Hospitales (APAH), Xavier Barreto.

Barreto, que reconoce ventajas como la mayor autonomía para los centros de salud, denunció que se va a mantener el "papel excesivo" del Ministerio de Finanzas, ya que debe aprobar los planes de actividad y presupuestos de los hospitales.

"El estatuto no va a producir grandes cambios, necesitamos otro tipo de medidas", insiste.

Para el Sindicato de los Enfermeros, el estatuto es una "mano vacía": "Poco más se sabe sobre cómo se pondrá en valor el capital humano del SNS", criticó su presidente, Pedro Costa.