"Las sanciones pocas veces funcionan y no deben afectar más a los que la aplican que al sancionado", dijo Orbán en su charla de los viernes en la radio pública Kossuth.
El primer ministro, considerado como el mejor aliado de Moscú en la UE, reiteró que en Bruselas "lo han hecho mal" y que "es el enano que quiere sancionar al gigante", lo que ha elevado los precios de energía que ahora pagan los ciudadanos.
Según Orbán, la UE en breve tendrá una oportunidad de corregir sus errores ya que las sanciones deben ser revisadas cada seis meses.
En la UE hay dos opiniones: "unos dicen que hay que ganar la guerra, mientras que otros (como Hungría) dicen que se necesita el cese y las negociaciones de paz", afirmó el primer ministro, agregando que personalidades como el papa Francisco, el ex secretario de Estado de EE. UU. Henry Kissinger o el filósofo alemán Jünger Habermas también apoyan esta postura.
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El Gobierno húngaro, aunque ha criticado las sanciones ha respaldado hasta ahora todas las medidas punitivas contra Moscú aunque se ha negado a apoyar con armas a Kiev.
En este contexto Orbán recordó la revolución húngara antisoviética de 1956, que fue aplastada brutalmente por el ejército rojo.
"Sabemos cómo es la brutalidad relacionada con el ejército rojo. En 1956 (realmente la ejecución fue en 1958) mataron a nuestro (Volodímir) Zelesnki, a Imre Nagy (quien fue el líder húngaro de la revolución)", enfatizó el primer ministro.
Hungría importa de Rusia el 85 % del gas y el 65 % del petróleo que usa.
