Las reuniones se celebrarán el viernes en la ciudad occidental de Bombay y el sábado en Nueva Delhi, y pondrán su foco en el uso con fines terroristas de tres áreas: Internet y las redes sociales, la búsqueda de financiación, y los drones, anunciaron los organizadores este miércoles en una rueda de prensa en la capital india.
El director del Comité Antiterrorista del Consejo de Seguridad de la ONU, David Scharia, subrayó que es importante no olvidar el lado beneficioso de las nuevas tecnologías, pero precisamente porque son tan “poderosas” se convierten “en una gran amenaza cuando se usan indebidamente o con fines armamentísticos”.
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Así, las tres áreas que se abordarán han sido empleadas indebidamente por terroristas para financiación ilegal, comunicación y propaganda, ciberataques, impresión 3D, espionaje o ataques.
“Y la amenaza de que los terroristas las usen solo va en aumento”, aseguró Scharia, por lo que “es el momento de actuar”, una respuesta que siempre deberá ser “global”.
Tecnología y la libertad de expresión
El directivo aclaró, sin embargo, que el intento de “mitigar los riesgos” del uso terrorista de las nuevas tecnologías deberá hacerse sin afectar a sus beneficios, protegiendo “la libertad de expresión, el derecho a la privacidad y otros derechos fundamentales”.
La cita, que reunirá a representantes de Gobiernos y expertos, será la primera alejada de su sede en Nueva York en siete años, desde el encuentro en 2015 en Madrid, destacó la presidenta del Comité, la embajadora india ante Naciones Unidas Ruchira Kamboj.
En referencia al vecino Pakistán, aunque sin citarlo, Kamboj subrayó que no hay lugar “a la doble moral” en la que se distingue entre “buenos y malos terroristas”, criticando el apoyo de algunos países a grupos armados para respaldar “su propia agenda”.
“El terrorismo en todas sus formas y manifestaciones constituye una de las más graves amenazas a la paz y la seguridad internacionales, y todo acto de terrorismo es criminal e injustificado independientemente de sus motivaciones”, remarcó.
Con la elección de Bombay para albergar algunas de las reuniones se busca homenajear a una ciudad que en 2008 sufrió un ataque múltiple perpetrado por terroristas llegados de Pakistán, y que causó 166 muertos en una estación de tren, un centro judío, varios restaurantes y hoteles, entre ellos el emblemático hotel Taj Mahal.