Los sondeos, que en verano lideraba la oposición de derecha, ofrecen en las últimas semanas una igualdad máxima entre ésta y el centroizquierda que encabeza la primera ministra socialdemócrata, Mette Frederiksen, en unos comicios a los que se presentan 14 partidos y hasta una docena podría entrar en el Parlamento.
Frederiksen -que ha gobernado en minoría con el apoyo externo de socialistas, social liberales y rojiverdes- lanzó al inicio de la campaña una propuesta para formar un gobierno de centro, pero la idea fue rechazada de plano por liberales y conservadores, principales fuerzas del bloque opositor.
Quienes sí se han mostrado positivos han sido Los Moderados, el partido fundado hace un año por el exprimer ministro y liberal Lars Løkke Rasmussen, y que ha ido ganando protagonismo durante la campaña hasta amenazar con convertirse en el árbitro de las elecciones.
UNA FUERZA DE CENTRODERECHA, CLAVE EN UN HIPOTÉTICO GOBIERNO
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Rasmussen ha tirado de su amplia experiencia para lucir en los debates y presentarse como figura de consenso, evitando decir a qué bloque apoya, una estrategia que ha sido premiada en unas encuestas que lo han catapultado a las primeras posiciones.
Con un apoyo estimado en torno al 10 %, Rasmussen aparece ya por delante de los conservadores y desafía a su antiguo partido, mientras coquetea con la idea de encabezar él mismo un ejecutivo, algo que sonaba imposible hace unas semanas y que ahora no parece descabellado en un escenario postelectoral sin mayorías.
A ello habría que añadir que, por primera vez en décadas, la derecha tiene dos candidatos a primer ministro: el liberal Jakob Ellemann-Jensen y el conservador Søren Pape Poulsen, aunque este último se ha ido desinflando en los sondeos.
A pesar de la ambigüedad del exprimer ministro y de que ambos bloques lo acusan de formar parte del contrario, sus afinidades políticas lo sitúan claramente en la derecha y parece complicado que pudiera pactar un gobierno con los socialdemócratas, sobre todo, porque Frederiksen solo acepta esa opción si lo encabeza ella.
"Es muy improbable que vaya a haber un gobierno de concentración, no tiene sentido, casi ningún partido lo apoya. Si hay una mayoría de izquierda, gobernará Frederiksen; sino, habrá un gobierno de derecha con liberales, conservadores y otra fuerza", aseguró en un reciente coloquio con prensa extranjera Kasper Møller Hansen, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Copenhague.
Rasmussen no es el único liberal que ha emprendido su propio camino: su exministra de Integración y cara visible de la línea dura en inmigración, Inger Støjberg, también ha creado su partido, Demócratas de Dinamarca, con opciones claras de entrar en el Parlamento.
Regresar a la Cámara sería un triunfo rotundo para la popular política que hace menos de un año fue condenada a dos meses de prisión por ordenar la separación ilegal de parejas de refugiados en el primer juicio político en Dinamarca en tres décadas.
El ascenso de Støjberg ha provocado una escisión en el Partido Popular Danés (DF), la fuerza política antiinmigración referente en Escandinavia desde hace dos décadas, que podría quedarse incluso fuera de la Cámara.
BARRERA MÍNIMA DEL 2 % Y DIPUTADOS DE LOS TERRITORIOS AUTÓNOMOS
El DF, que llegó a ganar unas elecciones europeas y en 2015 fue el segundo partido más votado, aparece en las encuestas bailando en torno a la barrera del 2 % de los votos, el mínimo exigido en Dinamarca para acceder al Parlamento.
En situación similar se encuentra el centrista La Alternativa, una fuerza ecologista que también ha pasado por una crisis en los últimos años y vinculada al bloque de Frederiksen.
El resultado de estas dos fuerzas podría ser determinante para decidir el equilibrio entre los bloques políticos, al igual que lo que ocurra en los territorios autónomos de Groenlandia y las Islas Feroe, con dos escaños cada uno.
Los diputados de "ultramar" ya fueron decisivos, por ejemplo, en las elecciones de 1998, en las que el socialdemócrata Poul Nyrup Rasmussen derrotó en el último momento al liberal Uffe Ellemann-Jensen, padre del actual líder de ese partido, gracias al apoyo de un diputado feroés.
