“En la primera vuelta (del 2 de octubre) no se detectó”, pero en la segunda del día 30 “se descubrió un problema que no había sido descubierto”, dijo el presidente del PL -de Jair Bolsonaro-, Valdemar Costa Neto, un día después de que su partido pidió al Tribunal Superior Electoral (TSE) “invalidar” parcialmente los resultados del balotaje.
Frente a la demanda del PL, el TSE respondió que solamente podría analizar el asunto si también fueran presentadas dudas en relación a las urnas electrónicas durante la primera vuelta, ya que en ambos casos fueron usados los mismos dispositivos.
Costa Neto insistió en que una auditoría privada contratada por el PL concluyó que un 61 % de las 577.125 urnas electrónicas usadas en la segunda vuelta, fabricadas entre 2009 y 2015, “no pueden ser auditadas”, a diferencia de las más modernas, modelo 2020.
El líder del PL reiteró que, entonces, los votos registrados en esas urnas antiguas deberían ser invalidados y reconoció que, en la opinión del partido, solo deberían computarse solo los sufragios de los dispositivos más modernos, en los que Bolsonaro habría ganado con un 51,05 %.
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